1/01/2017, 22:58
Al parecer, Daruu había patinado muy lejos de donde debía y así lo evidenció la carcajada del Uchiha. Resultó que el número de aspas representaba el poder de uno dentro del clan. «Aunque no tiene mucho sentido. Bueno, sí lo tiene, pero seguro que ese "poder dentro del clan" significa también que tu sharingan es más fuerte, sea lo que sea que haga ese puto ojo del demonio"»
Nabi había sido un luchador formidable, extremadamente ágil, pero Daruu no había podido adivinar qué hacía exactamente especial esos ojos de unos normales. Si la habilidad en el combate del Uchiha venía del poder de sus ojos y no del entrenamiento muscular y mental del ninja en cuestión, cosa que le parecía rara, era asunto por descubrir.
—No te negaré, eso sí, que nos da ciertas ventajas visuales. —Ah, ahí estaba. Ahora venía la explicación. Daruu se inclinó hacia adelante—. Pero son cosas que no me gusta airear demasiado. Ni siquiera entre los de mi Aldea. Defecto de ninja, supongo. —Ah, ahí estaba también. El comodín de "es que soy ninja, te jodes".
—Madre mía, me vais a matar del puro interés —dijo Daruu—. Es que soy curioso por natura...
Plaf
Daruu giró la cabeza, sobresaltado. Un hombre gordo, más o menos de su tamaño, de cabello largo con coleta, blanco, acababa de salir por una de las ventanas del tren.
—¡Volveré con refuerzos en menos de lo que cae un rayo! ¡Se lo prometo, Akura-sensei! —La ventana se cerró y el hombre colocó un sello sobre el cristal. Daruu se reincorporó y se adelantó hacia él—. ¡Eh, vosotros! —Sin embargo, él terminó de recortar la distancia—. ¿Qué hacéis aquí fuera? ¡Identificaos!
Daruu lo observó mejor. Se trataba de un joven de veinte años. Un chunin... de Amegakure, a juzgar por su bandana.
—Hanaiko Daruu, genin de Amegakure —dijo, y arqueó una ceja observando con suspicacia el tren—. No me pareció verte en el tren. De hecho, creía que iba casi vacío. ¿Ha pasado algo?
Nabi había sido un luchador formidable, extremadamente ágil, pero Daruu no había podido adivinar qué hacía exactamente especial esos ojos de unos normales. Si la habilidad en el combate del Uchiha venía del poder de sus ojos y no del entrenamiento muscular y mental del ninja en cuestión, cosa que le parecía rara, era asunto por descubrir.
—No te negaré, eso sí, que nos da ciertas ventajas visuales. —Ah, ahí estaba. Ahora venía la explicación. Daruu se inclinó hacia adelante—. Pero son cosas que no me gusta airear demasiado. Ni siquiera entre los de mi Aldea. Defecto de ninja, supongo. —Ah, ahí estaba también. El comodín de "es que soy ninja, te jodes".
—Madre mía, me vais a matar del puro interés —dijo Daruu—. Es que soy curioso por natura...
Plaf
Daruu giró la cabeza, sobresaltado. Un hombre gordo, más o menos de su tamaño, de cabello largo con coleta, blanco, acababa de salir por una de las ventanas del tren.
—¡Volveré con refuerzos en menos de lo que cae un rayo! ¡Se lo prometo, Akura-sensei! —La ventana se cerró y el hombre colocó un sello sobre el cristal. Daruu se reincorporó y se adelantó hacia él—. ¡Eh, vosotros! —Sin embargo, él terminó de recortar la distancia—. ¿Qué hacéis aquí fuera? ¡Identificaos!
Daruu lo observó mejor. Se trataba de un joven de veinte años. Un chunin... de Amegakure, a juzgar por su bandana.
—Hanaiko Daruu, genin de Amegakure —dijo, y arqueó una ceja observando con suspicacia el tren—. No me pareció verte en el tren. De hecho, creía que iba casi vacío. ¿Ha pasado algo?