7/01/2017, 20:24
Para cuando el joven médico pudo llegar a apreciar la carga que su compañera estaba manejando ya habían llegado a la puerta de la cliente, quien sin duda alguna proyectaba un aura bastante particular, bastante emo, quizás eran simplemente sus gustos y la mujer no disfrutaba de peinarse usando una escopeta mientras escuchaba grunge.
La peliblanca parecía llevar un ritmo verdaderamente apresurado, como si su casa estuviese prendiendose fuego. Lejos de detenerla Mogura se acopló a su ritmo tan rápido como sus reflejos se lo permitieron, pues a fin de cuentas ya no tenían nada que hacer ahí.
Me resultaría extraño que alguien intentase llevarse un carro con flores...
No pudo evitar contestar en respuesta a la razón dada por la Sarutobi para la prisa que manejaba.
Aunque nunca se sabe cuando podría estar a la vuelta de la esquina algún loco enamorado.
Agregaría con una ligera sonrisa en el rostro a modo broma. Lo cierto era que no deberían dejar aquel vehículo solo durante mucho tiempo, no les pertenecía así que lo mínimo que podían hacer era cuidarlo el doble de lo normal.
Eventualmente si los jóvenes salían nuevamente a la calle, podrían notar que además de que la lluvia seguía cayendo, una silueta se podía apreciar prácticamente pegada al carro, esta persona cargaba con un paraguas en una de sus manos y con la otra se apoyaba en el vehículo mientras husmeaba como buscando algo.
¿Qué estará buscando, Kato-chan?
Preguntó el joven médico a su compañera, tuteándola de una forma muy particular, totalmente contrastante con el grueso del resto de conocidos y familiares. Aquella figura que no tenía demasiadas intenciones de mojar su cuerpo con el agua que provenía del cielo estaba lejos de parecer un vagabundo o un criminal, sino más bien lo contrario, conforme se acercaba el dúo podría apreciarse que el nivel adquisitivo de ese sujeto era bastante alto, muchos ornamentos en sus ropas y accesorios.
La peliblanca parecía llevar un ritmo verdaderamente apresurado, como si su casa estuviese prendiendose fuego. Lejos de detenerla Mogura se acopló a su ritmo tan rápido como sus reflejos se lo permitieron, pues a fin de cuentas ya no tenían nada que hacer ahí.
Me resultaría extraño que alguien intentase llevarse un carro con flores...
No pudo evitar contestar en respuesta a la razón dada por la Sarutobi para la prisa que manejaba.
Aunque nunca se sabe cuando podría estar a la vuelta de la esquina algún loco enamorado.
Agregaría con una ligera sonrisa en el rostro a modo broma. Lo cierto era que no deberían dejar aquel vehículo solo durante mucho tiempo, no les pertenecía así que lo mínimo que podían hacer era cuidarlo el doble de lo normal.
Eventualmente si los jóvenes salían nuevamente a la calle, podrían notar que además de que la lluvia seguía cayendo, una silueta se podía apreciar prácticamente pegada al carro, esta persona cargaba con un paraguas en una de sus manos y con la otra se apoyaba en el vehículo mientras husmeaba como buscando algo.
¿Qué estará buscando, Kato-chan?
Preguntó el joven médico a su compañera, tuteándola de una forma muy particular, totalmente contrastante con el grueso del resto de conocidos y familiares. Aquella figura que no tenía demasiadas intenciones de mojar su cuerpo con el agua que provenía del cielo estaba lejos de parecer un vagabundo o un criminal, sino más bien lo contrario, conforme se acercaba el dúo podría apreciarse que el nivel adquisitivo de ese sujeto era bastante alto, muchos ornamentos en sus ropas y accesorios.