13/01/2017, 01:40
Mis ojos se posaron en el camino que recorrería en pocos minutos, la gente transitaba por las calles de aquí para allá y de allá para acá; aunque la noche se había apoderado del cielo el distrito comercial era iluminado por aquel centenar de luces de neon que atraían a la población a consumir sus productos.
Mis pasos alejados de ser rápidos eran flojos, observando con detalle cada uno de los locales que se encontraban a mí alrededor en busca del lugar indicado para satisfacer el voraz hambre que manifestaba mi estómago, puse mi diestra en mi abdomen en señal de que pronto haría que estuviera lleno pero primero quería elegir, ¿pizza o ramen? Qué decisión tan difícil, mi comida favorita era la pizza así que finalmente decanté por esa opción. Sin perder tiempo me encamine a la pizzería a la que siempre iba con ansías de sentir aquel esplendido sabor en mi boca, en mi mente ya estaba planificada cual sería la pizza que pediría y todo.
Tras unos breves minutos en los cuales caminé bajo aquel manto acuoso, llegué a mi destino, una mala señal me dio al observar que la luz de neon estaba apagada, ¿se habría quemado el bombillo? Pero la sorpresa la llevé cuando llegué a la puerta y tenía un cartel que decía cerrado. -¿¡Cómo puede ser que esté cerrado!?- Exclamó con tono de resignación y vio a sus alrededores rápidamente en busca de alguna pizzería cercana, pero no conocía una tan buena como esa que estaba cerrada.
Bueno, bueno, me tranquilicé pero el hambre no daba tregua, siempre se podía pedir la opinión a uno de los aldeanos, así que buscó su nuevo objetivo, alguien que supiera así que le hablé a la primera persona que pasó por frente de mí.-Hey tú, chica.- Dije para detener a la pelinegra mientras me acercaba un poco a ella. -Buenas noches, disculpa la molestia, sabrás por aquí cerca dónde puedo encontrar una pizzería que tenga horno de piedra?- Preguntó de una forma un poco exigente.
Mis pasos alejados de ser rápidos eran flojos, observando con detalle cada uno de los locales que se encontraban a mí alrededor en busca del lugar indicado para satisfacer el voraz hambre que manifestaba mi estómago, puse mi diestra en mi abdomen en señal de que pronto haría que estuviera lleno pero primero quería elegir, ¿pizza o ramen? Qué decisión tan difícil, mi comida favorita era la pizza así que finalmente decanté por esa opción. Sin perder tiempo me encamine a la pizzería a la que siempre iba con ansías de sentir aquel esplendido sabor en mi boca, en mi mente ya estaba planificada cual sería la pizza que pediría y todo.
Tras unos breves minutos en los cuales caminé bajo aquel manto acuoso, llegué a mi destino, una mala señal me dio al observar que la luz de neon estaba apagada, ¿se habría quemado el bombillo? Pero la sorpresa la llevé cuando llegué a la puerta y tenía un cartel que decía cerrado. -¿¡Cómo puede ser que esté cerrado!?- Exclamó con tono de resignación y vio a sus alrededores rápidamente en busca de alguna pizzería cercana, pero no conocía una tan buena como esa que estaba cerrada.
Bueno, bueno, me tranquilicé pero el hambre no daba tregua, siempre se podía pedir la opinión a uno de los aldeanos, así que buscó su nuevo objetivo, alguien que supiera así que le hablé a la primera persona que pasó por frente de mí.-Hey tú, chica.- Dije para detener a la pelinegra mientras me acercaba un poco a ella. -Buenas noches, disculpa la molestia, sabrás por aquí cerca dónde puedo encontrar una pizzería que tenga horno de piedra?- Preguntó de una forma un poco exigente.