15/01/2017, 17:26
(Última modificación: 15/01/2017, 17:43 por Uchiha Datsue.)
En esta ocasión, el peliblanco se encontraba en el Jardín de los Cerezos sin la intención de pescar a ninguna mujer. Al contrario, había acudido a aquel remanso de paz y tranquilidad precisamente para relajarse y pensar. Suficiente había tenido con Noemi días atrás. Buscó un lugar donde no le molestasen, y decidió que su mejor opción era acostarse sobre una de las altas ramas de un cerezo.
Cruzando las manos bajo la nuca y cerrando los ojos, su mente fue vagando de aquí para allá. Pensaba en Kaede, la kunoichi que le había rescatado del olvido, y en la incógnita que había dejado abierta en su último encuentro, cuando todavía reposaba en el hospital. De ahí pasó al Bosque de Azur, como cada día, intentando rememorar un recuerdo, una imagen, cualquier cosa que proviniese de allí. También como cada día, nada acudió a su mente, y pronto pasó a otros temas.
Últimamente pensaba mucho en el jinchuriki de Amegakure. Se preguntaba quién era, quién sería el shinobi capaz de doblegar a una bestia propia de cuentos y leyendas en su propio cuerpo. Se imaginaba a alguien fuerte, de al menos dos metros de altura y cien kilos de peso. Alguien con brazos como troncos y mirada dura como la roca. Se imaginaba a un hombre, fiero y agresivo, y entonces se imaginaba a él descubriendo su identidad. Una información valiosa para la Villa. Una información que, quizá, algún día, pudiese llegar a salvar muchas vidas.
Pero, ¿cómo descubrir su identidad sin poner en pie de guerra a la Arashikage? Se divirtió pensando en algunas opciones, en posibles maneras de conseguirlo, hasta que su mente fue cruzando poco a poco el mundo onírico…
… Escuchaba a alguien cerca. Sonidos de alguien pegándole al aire. Entreabrió un ojo y le vio: un chico de cabellos azabaches entrenando golpes de Taijutsu en la plaza, solo. Le observó durante un rato. No parecía un tipo fuerte, ni extremadamente ágil, ni diestro. Como cualquier gennin recién graduado, vaya, si bien le sorprendió la gran disciplina y determinación que parecía imprimir en cada uno de sus golpes.
Entonces le reconoció. Aquel tipo era Uchiha Akame, el tío más disciplinado de toda la Academia.
Bajó de un salto y se topó con una bandana y alguna que otra cosa, seguramente pertenecientes a su primo lejano. No pudo evitar cotillear y se agachó, buscando un libro, un diario, o cualquier cosa digna de su atención…
Cruzando las manos bajo la nuca y cerrando los ojos, su mente fue vagando de aquí para allá. Pensaba en Kaede, la kunoichi que le había rescatado del olvido, y en la incógnita que había dejado abierta en su último encuentro, cuando todavía reposaba en el hospital. De ahí pasó al Bosque de Azur, como cada día, intentando rememorar un recuerdo, una imagen, cualquier cosa que proviniese de allí. También como cada día, nada acudió a su mente, y pronto pasó a otros temas.
Últimamente pensaba mucho en el jinchuriki de Amegakure. Se preguntaba quién era, quién sería el shinobi capaz de doblegar a una bestia propia de cuentos y leyendas en su propio cuerpo. Se imaginaba a alguien fuerte, de al menos dos metros de altura y cien kilos de peso. Alguien con brazos como troncos y mirada dura como la roca. Se imaginaba a un hombre, fiero y agresivo, y entonces se imaginaba a él descubriendo su identidad. Una información valiosa para la Villa. Una información que, quizá, algún día, pudiese llegar a salvar muchas vidas.
Pero, ¿cómo descubrir su identidad sin poner en pie de guerra a la Arashikage? Se divirtió pensando en algunas opciones, en posibles maneras de conseguirlo, hasta que su mente fue cruzando poco a poco el mundo onírico…
… Escuchaba a alguien cerca. Sonidos de alguien pegándole al aire. Entreabrió un ojo y le vio: un chico de cabellos azabaches entrenando golpes de Taijutsu en la plaza, solo. Le observó durante un rato. No parecía un tipo fuerte, ni extremadamente ágil, ni diestro. Como cualquier gennin recién graduado, vaya, si bien le sorprendió la gran disciplina y determinación que parecía imprimir en cada uno de sus golpes.
Entonces le reconoció. Aquel tipo era Uchiha Akame, el tío más disciplinado de toda la Academia.
Bajó de un salto y se topó con una bandana y alguna que otra cosa, seguramente pertenecientes a su primo lejano. No pudo evitar cotillear y se agachó, buscando un libro, un diario, o cualquier cosa digna de su atención…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado