17/01/2017, 02:58
El Uchiha no dijo absolutamente nada pero tampoco se resistió a ser arrastrado de esa manera por la rubia así que podía darse por satisfecha… Por ahora.
No fue un trayecto demasiado largo el que recorrieron antes de que su acompañante abriese la boca, esta vez preguntando por algún hobby o algo del estilo que sirviese para matar rápidamente el tiempo cuando uno no tiene ninguna obligación y si bien, mucha gente bromeaba al respecto e incluso tendía a exagerar sobre ciertas cuestiones, resultaba que con ella al menos le atinaban bastante seguido.
—Nunca tengo tiempo libre, si no estoy entrenando seguramente esté ocupándome de mi incuestionable belleza. —Decía con suma arrogancia, pues se consideraba a sí misma perfecta. —¿No has llegado a tocar mi cabello? No es fácil mantenerlo así, tampoco mi piel que ya sentiste de primera mano. —Explicaba sumamente animada.
—Algún día podría dejarte que me ayudes con alguna de esas cosas, claro, pero… Tendrías que ganártelo, si es que me entiendes. —Tras aquella afirmación la chica se volteó apenas para mirarle por el rabillo del ojo y guiñarle un tanto coqueta mientras seguía dirigiendo la marcha, aunque no estaba del todo segura de a dónde ir.
—¿Algún lugar en el que quieras comer? —Preguntó frenándose lentamente a unos cuantos metros del jardín de los cerezos.
No fue un trayecto demasiado largo el que recorrieron antes de que su acompañante abriese la boca, esta vez preguntando por algún hobby o algo del estilo que sirviese para matar rápidamente el tiempo cuando uno no tiene ninguna obligación y si bien, mucha gente bromeaba al respecto e incluso tendía a exagerar sobre ciertas cuestiones, resultaba que con ella al menos le atinaban bastante seguido.
—Nunca tengo tiempo libre, si no estoy entrenando seguramente esté ocupándome de mi incuestionable belleza. —Decía con suma arrogancia, pues se consideraba a sí misma perfecta. —¿No has llegado a tocar mi cabello? No es fácil mantenerlo así, tampoco mi piel que ya sentiste de primera mano. —Explicaba sumamente animada.
—Algún día podría dejarte que me ayudes con alguna de esas cosas, claro, pero… Tendrías que ganártelo, si es que me entiendes. —Tras aquella afirmación la chica se volteó apenas para mirarle por el rabillo del ojo y guiñarle un tanto coqueta mientras seguía dirigiendo la marcha, aunque no estaba del todo segura de a dónde ir.
—¿Algún lugar en el que quieras comer? —Preguntó frenándose lentamente a unos cuantos metros del jardín de los cerezos.