20/01/2017, 19:47
(Última modificación: 21/01/2017, 17:12 por Uchiha Datsue.)
Tras su combate contra Uchiha Akame, Haskoz se había dado cuenta de lo mucho que le quedaba por mejorar. Su supervivencia tras el Bosque de Azur le habían hecho creer que estaba hecho de otra pasta. Que estaba bendecido por los Dioses. Que era especial. Diferente... Pero entonces, ¿por qué había caído como lo hacían todos? ¿Por qué había rechinado de dolor al encajar los golpes, como el resto de mortales? No. Indiferentemente del resultado final de aquella batalla, Uchiha Haskoz estaba al mismo nivel que cualquier Gennin recién salido de la cuna y todavía sin pelo en los huevos, y reconocer eso hacía que se le hirviese la sangre.
Necesitaba alejarse de la Aldea durante unos días. Replantearse su método de entrenamiento. O plantearse alguno, más bien, porque desde que se había graduado había pasado olímpicamente de su formación, especialmente desde su primer beso con Noemi. Pensaba demasiado en ella desde entonces. Le distraía, le ablandaba… y por eso también necesitaba alejarse de ella.
¿Y a dónde ir sino a los Valle de los Dojos? Haskoz había oído hablar de aquel lugar en innumerables ocasiones. Un sitio construido y dedicado por y para el entrenamiento. El sitio ideal para lo que quería.
Tras un viaje más largo de la cuenta, perdiéndose más de lo deseado por el camino, Uchiha Haskoz había llegado por fin a su destino. Hambriento y sediento, había parado en un dojo en el que, increíblemente, servía a partes iguales como dojo y como bar. Si alguien se lo hubiese contado antes de verlo con sus propios ojos, le hubiese partido la cara por tratar de vacilarle.
Pero no, aquel lugar era real, y se maravilló cuando le trajeron un zanco de pollo asado mientras, al mismo tiempo, un combate de tres contra tres empezaba a sus espaldas. El Uchiha dejó el tenedor y cuchillo a un lado y, zanco en mano, se dispuso a devorarlo mientras no se perdía ni un movimiento del combate.
En un momento dado, su atención se vio desviada por un nuevo cliente. Un chico joven, al que le sacaba al menos media docena de centímetros, con brazos como troncos y el torso de un toro. En su cuello, la bandana de Kusagakure…
—Vaya, ¿pero es que los de Kusa también comen carne? —preguntó, tras dejar el hueso del zanco en su plato y relamerse los dedos. El shinobi de Kusa acababa de pedir carne, sin especificar nada más. Entonces, entre carcajadas, soltó:—. ¡Pensé que vosotros solo comíais brócoli!
Necesitaba alejarse de la Aldea durante unos días. Replantearse su método de entrenamiento. O plantearse alguno, más bien, porque desde que se había graduado había pasado olímpicamente de su formación, especialmente desde su primer beso con Noemi. Pensaba demasiado en ella desde entonces. Le distraía, le ablandaba… y por eso también necesitaba alejarse de ella.
¿Y a dónde ir sino a los Valle de los Dojos? Haskoz había oído hablar de aquel lugar en innumerables ocasiones. Un sitio construido y dedicado por y para el entrenamiento. El sitio ideal para lo que quería.
Tras un viaje más largo de la cuenta, perdiéndose más de lo deseado por el camino, Uchiha Haskoz había llegado por fin a su destino. Hambriento y sediento, había parado en un dojo en el que, increíblemente, servía a partes iguales como dojo y como bar. Si alguien se lo hubiese contado antes de verlo con sus propios ojos, le hubiese partido la cara por tratar de vacilarle.
Pero no, aquel lugar era real, y se maravilló cuando le trajeron un zanco de pollo asado mientras, al mismo tiempo, un combate de tres contra tres empezaba a sus espaldas. El Uchiha dejó el tenedor y cuchillo a un lado y, zanco en mano, se dispuso a devorarlo mientras no se perdía ni un movimiento del combate.
En un momento dado, su atención se vio desviada por un nuevo cliente. Un chico joven, al que le sacaba al menos media docena de centímetros, con brazos como troncos y el torso de un toro. En su cuello, la bandana de Kusagakure…
—Vaya, ¿pero es que los de Kusa también comen carne? —preguntó, tras dejar el hueso del zanco en su plato y relamerse los dedos. El shinobi de Kusa acababa de pedir carne, sin especificar nada más. Entonces, entre carcajadas, soltó:—. ¡Pensé que vosotros solo comíais brócoli!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado