21/01/2017, 03:04
Cogí la pierna de cordero con una mano, y comencé a hundir mis incisivos sobre ella violentamente, llenándome los carrillos de carne casi hasta el limite mientras escuchaba las palabras de aquel muchacho. Y escuchándolo llegué a la conclusión de efectivamente, quería gresca. Aunque siendo sincero con uno mismo, no se estaba esmerando mucho a mi parecer, además...¿Que diantres quería obtener el de la Espiral con esa actitud?
—No, que va —respondió al fin, tras tomar un sorbo de agua—. La mayoría de la verdura la importamos toda del País del Bosque, así como alguna de vuestras carnes…
-Ya veo...después de todo. Sois muy inteligentes en el país de la Espiral. Respondí haciendo un brindis al aire con mi copa llena de agua, para después dar un sorbo.
Después de aquella sinceridad, continué propinando dentelladas a mi pedazo de carne con tanto entusiasmo que en cuestión de segundos, quedaba más hueso que carne. Y mi cabeza ya daba vueltas de qué sería lo próximo que me llevaría a la boca. Hasta que de repente...
—. Pero tienes razón en algo —Haskoz esbozó una sonrisa traviesa
Arqueé un ceja por la curiosidad. -¿Ahh si? ¿En qué? Levanté mi pata de cordero, que acababa de convertirse en un fémur desnudo y se lo mostré al camarero, que con la otra mano le hice un gesto desde la lejanía que nos separaba, dándole a entender que necesitaba que me lo repusiera de inmediato.
—, no hay mejor ganadería que la vuestra. De hecho, ¡no sé porque no os dedicáis todos al pasto y a plantar lechuga! ¡Sería todo mucho más productivo, y dejaríais a los que verdaderamente saben ocuparse del tema militar! —exclamó, todo ello sin perder la sonrisa—. Estarás de acuerdo conmigo, imagino —
Muy flojo...
Me levanté de la mesa y me dirigí hasta la mesa de aquel muchacho bromista. No sin antes coger del suelo mi querido e inmenso tronco. Me senté con el muchacho dejando nuevamente mi tronco en el suelo sin malos rollos, que tampoco quería atizarlo con el.
-Los shinobis de la Espiral os habéis vuelto muy cómodos. Sentencié con preocupación. -Solo os gusta la diversión y poco más. Nosotros sin embargo, hacemos más cosas a parte del "tema militar" como tu dices, también hacemos más cosas. Como hacer cagar dientes a los que nos tocan los huevos, por ejemplo. ¡Lechugas por favor! ¡Nosotros plantamos cosas más interesantes...ya sabes...drogas y esas cosas...
Sonreí burdamente como era habitual en mí. -¡Venga va! No seas tímido...¿Que quieres? No te andes con rodeos.
Se que era una pregunta totalmente innecesaria, pero tenía curiosidad por oírlo de su boca. Yo a veces tenía la mala costumbre de mal interpretar a la gente. Y sin lugar a dudas, esta podía ser una de esas veces. A lo mejor el chico se sentía atraído hacía de alguna manera y se había puesto nervisoso...
O no...
—No, que va —respondió al fin, tras tomar un sorbo de agua—. La mayoría de la verdura la importamos toda del País del Bosque, así como alguna de vuestras carnes…
-Ya veo...después de todo. Sois muy inteligentes en el país de la Espiral. Respondí haciendo un brindis al aire con mi copa llena de agua, para después dar un sorbo.
Después de aquella sinceridad, continué propinando dentelladas a mi pedazo de carne con tanto entusiasmo que en cuestión de segundos, quedaba más hueso que carne. Y mi cabeza ya daba vueltas de qué sería lo próximo que me llevaría a la boca. Hasta que de repente...
—. Pero tienes razón en algo —Haskoz esbozó una sonrisa traviesa
Arqueé un ceja por la curiosidad. -¿Ahh si? ¿En qué? Levanté mi pata de cordero, que acababa de convertirse en un fémur desnudo y se lo mostré al camarero, que con la otra mano le hice un gesto desde la lejanía que nos separaba, dándole a entender que necesitaba que me lo repusiera de inmediato.
—, no hay mejor ganadería que la vuestra. De hecho, ¡no sé porque no os dedicáis todos al pasto y a plantar lechuga! ¡Sería todo mucho más productivo, y dejaríais a los que verdaderamente saben ocuparse del tema militar! —exclamó, todo ello sin perder la sonrisa—. Estarás de acuerdo conmigo, imagino —
Muy flojo...
Me levanté de la mesa y me dirigí hasta la mesa de aquel muchacho bromista. No sin antes coger del suelo mi querido e inmenso tronco. Me senté con el muchacho dejando nuevamente mi tronco en el suelo sin malos rollos, que tampoco quería atizarlo con el.
-Los shinobis de la Espiral os habéis vuelto muy cómodos. Sentencié con preocupación. -Solo os gusta la diversión y poco más. Nosotros sin embargo, hacemos más cosas a parte del "tema militar" como tu dices, también hacemos más cosas. Como hacer cagar dientes a los que nos tocan los huevos, por ejemplo. ¡Lechugas por favor! ¡Nosotros plantamos cosas más interesantes...ya sabes...drogas y esas cosas...
Sonreí burdamente como era habitual en mí. -¡Venga va! No seas tímido...¿Que quieres? No te andes con rodeos.
Se que era una pregunta totalmente innecesaria, pero tenía curiosidad por oírlo de su boca. Yo a veces tenía la mala costumbre de mal interpretar a la gente. Y sin lugar a dudas, esta podía ser una de esas veces. A lo mejor el chico se sentía atraído hacía de alguna manera y se había puesto nervisoso...
O no...