23/01/2017, 00:57
—¡Eh, eh, eh! ¿Qué mierdas pasa aquí? ¿Acaso ya os conocéis?
A Daruu le pareció oír una voz lejana, muy amortiguada, como si el que hubiese pronunciado esas palabras estuviera a varios kilómetros de distancia. Exactamente, Daruu escuchó su voz como si un loco se acabara de abalanzar encima suya y estuviese tratando de asesinarlo.
El demente agarró su muñeca y la apartó con asombrosa rapidez, y antes de que pudiera hacer nada para evitarlo se le había echado encima, presumiblemente para sacarle las tripas, o eso es lo que leía en el rostro enajenado del shinobi de Uzushiogakure.
Daruu se dejó hacer, pensando que la primera vez que alguien se le echase encima tendría que haber sido por motivos bien diferentes, y que aquello no tenía nada de romántico. Su espalda chocó contra el agua, y lejos de pretender mantenerse a flote con el chakra, se hundió y empujó al otro con todas sus fuerzas. De un impulso, nadó unos metros hacia atrás, y entonces acumuló chakra en las plantas de los pies, ahora sí, para emerjer.
—¿Bofbé be gas atacado?
Ahora sí que había oído bien, bueno, cuando salió del agua. Se estaba dirigiendo al otro ninja.
Daruu, que hasta ahora había parecido detectar una pizca más de sensatez en los shinobis de Kusa que en los de Uzushio, decidió moverse con presteza hasta quedar en paralelo al primero, sin dejar de perder de vista al loco de la Espiral.
—¡Esto es de locos! —exclamó hacia el ninja del Bosque—. ¡Se me ha tirado encima sin que le haya hecho nada! ¡Tiene un ataque de odio injustificado!
A Daruu le pareció oír una voz lejana, muy amortiguada, como si el que hubiese pronunciado esas palabras estuviera a varios kilómetros de distancia. Exactamente, Daruu escuchó su voz como si un loco se acabara de abalanzar encima suya y estuviese tratando de asesinarlo.
El demente agarró su muñeca y la apartó con asombrosa rapidez, y antes de que pudiera hacer nada para evitarlo se le había echado encima, presumiblemente para sacarle las tripas, o eso es lo que leía en el rostro enajenado del shinobi de Uzushiogakure.
Daruu se dejó hacer, pensando que la primera vez que alguien se le echase encima tendría que haber sido por motivos bien diferentes, y que aquello no tenía nada de romántico. Su espalda chocó contra el agua, y lejos de pretender mantenerse a flote con el chakra, se hundió y empujó al otro con todas sus fuerzas. De un impulso, nadó unos metros hacia atrás, y entonces acumuló chakra en las plantas de los pies, ahora sí, para emerjer.
—¿Bofbé be gas atacado?
Ahora sí que había oído bien, bueno, cuando salió del agua. Se estaba dirigiendo al otro ninja.
Daruu, que hasta ahora había parecido detectar una pizca más de sensatez en los shinobis de Kusa que en los de Uzushio, decidió moverse con presteza hasta quedar en paralelo al primero, sin dejar de perder de vista al loco de la Espiral.
—¡Esto es de locos! —exclamó hacia el ninja del Bosque—. ¡Se me ha tirado encima sin que le haya hecho nada! ¡Tiene un ataque de odio injustificado!