28/01/2017, 13:11
Estaba ilusionado, tenía ganas de darle el hostión de su vida a Haskoz que el madero que sostenía. Tenía mis cinco sentidos ocupados en llevar aquella tarea a buen puerto.
Con suerte el madero se hace pedazos, con suerte me quede con una estaca de madera lo suficientemente jodida para empalar al capucho este...
Pero de repente, y sin saber muy bien por qué. Me caí al suelo y de mala manera, comí tierra como una lombriz. Cuando me recuperé del impacto, alce la vista y un tipejo de barba pelirroja que apestaba a alcohol de mala manera y con una katana apuntándome como si fuera una especie de bicho peligroso o algo.
—Quedas... arrestado por la Guardia de los Dojos... HIP.
-¿Ahora mismo? Pregunté aturdido sin saber si se trataba de alguna especie de broma de mal gusto, de un gengutsu o algo raro, ya había perdido mucha sangre y estaba más allí que aquí. Aprovechando esto, que pareció también sorprender a Haskoz. Me coloqué como pude boca arriba y me lleve una mano a mi abdomen para detener la hemorragia que padecía sin mucho éxito. La sangre se me escapaba de entre mis dedos de manera escandalosa.
—. Mis disculpas, he dicho que quedas arrestado por la Guardia, se te acusa de destrucción imprudente de tatami en medio de taberna llena de gente.
-No tiene por qué disculparse Señor Guardia-sama. Pero si puedo decir algo en mi defensa, no fue destrucción imprudente, era cuestión de vida o muerte...De hecho, creo que me estoy muriendo ahora mismo. La cosa era que estaba más pálido que una losa de mármol...
De hecho, ya conocía la sensación de estar al borde de la muerte, mi torso desnudo estaba lleno de cicatrices problemáticas que acreditaban este hecho tan desafortunado. El mareo era insoportable, la sensación de frío en las extremidades, las alucinaciones...Una experiencia nada buena por cierto.
Luego no se que pasó, Haskoz se posicionó a otro lugar, y dijo no se qué, ya no estaba de humor para discernir mucho...
-Señor Guardia-sama, El tipo este se le a ido la olla. Creo que tiene algún tipo de problema de personalidad...Dije en un último esfuerzo, antes de descansar la cabeza contra el suelo, con mirada perdida al techo...tratando de respirar sin mucho éxito.
Con suerte el madero se hace pedazos, con suerte me quede con una estaca de madera lo suficientemente jodida para empalar al capucho este...
Pero de repente, y sin saber muy bien por qué. Me caí al suelo y de mala manera, comí tierra como una lombriz. Cuando me recuperé del impacto, alce la vista y un tipejo de barba pelirroja que apestaba a alcohol de mala manera y con una katana apuntándome como si fuera una especie de bicho peligroso o algo.
—Quedas... arrestado por la Guardia de los Dojos... HIP.
-¿Ahora mismo? Pregunté aturdido sin saber si se trataba de alguna especie de broma de mal gusto, de un gengutsu o algo raro, ya había perdido mucha sangre y estaba más allí que aquí. Aprovechando esto, que pareció también sorprender a Haskoz. Me coloqué como pude boca arriba y me lleve una mano a mi abdomen para detener la hemorragia que padecía sin mucho éxito. La sangre se me escapaba de entre mis dedos de manera escandalosa.
—. Mis disculpas, he dicho que quedas arrestado por la Guardia, se te acusa de destrucción imprudente de tatami en medio de taberna llena de gente.
-No tiene por qué disculparse Señor Guardia-sama. Pero si puedo decir algo en mi defensa, no fue destrucción imprudente, era cuestión de vida o muerte...De hecho, creo que me estoy muriendo ahora mismo. La cosa era que estaba más pálido que una losa de mármol...
De hecho, ya conocía la sensación de estar al borde de la muerte, mi torso desnudo estaba lleno de cicatrices problemáticas que acreditaban este hecho tan desafortunado. El mareo era insoportable, la sensación de frío en las extremidades, las alucinaciones...Una experiencia nada buena por cierto.
Luego no se que pasó, Haskoz se posicionó a otro lugar, y dijo no se qué, ya no estaba de humor para discernir mucho...
-Señor Guardia-sama, El tipo este se le a ido la olla. Creo que tiene algún tipo de problema de personalidad...Dije en un último esfuerzo, antes de descansar la cabeza contra el suelo, con mirada perdida al techo...tratando de respirar sin mucho éxito.