29/01/2017, 13:42
La refriega entre los dos shinobis seguía su curso y en cuestión de segundos se vieron atrapados por las aguas del lago, debido a que el del remolino se abalanzó sobre el de ojos blancos y acabaron metiéndose dentro del líquido elemento.
El primero en volver a ver la luz del sol fue el de la lluvia. No esperaba menos de alguien que había aprendido a moverse entre las gotas de lluvia. Se acercó hasta mí y aquello propició que mis sentidos se agudizasen, tensando todavía más mis músculos, atento ante cualquier posible hostilidad.
— ¡Eh, tío, no te acerques más, yo no tengo nada que ver!
—¡Esto es de locos! —exclamó hacia el ninja del Bosque—. ¡Se me ha tirado encima sin que le haya hecho nada! ¡Tiene un ataque de odio injustificado!
Vaya, había sido demasiado precavido, aunque ya se sabe, toda precaución es poca.
— ¿En serio que no hay anda entre vosotros? — pregunté visiblemente sorprendido al mismo tiempo que devolvía la katana a su lugar de origen, la funda de mi espalda — ¿Entonces por qué querría matarte?
Me quedé pensativo durante unos pocos segundos.
— ¿O quizás es que me he perdido algo entre vuestras aldeas?
Dudaba que de ser así e lo dijese. La mierda de la aldea se queda dentro, esparcirla a ojos ajenos podía llegar a ser un error, pero por algún motivo el tipo había captado mi atención, parecía que por ahora podía considerarlo un aliado o un amigo.
Un ojo estaba atento del shinobi de Ame, mientras que el otro estaba pendiente del lago de donde el rubio de Uzushio debería aparecer de un momento al otro.
El primero en volver a ver la luz del sol fue el de la lluvia. No esperaba menos de alguien que había aprendido a moverse entre las gotas de lluvia. Se acercó hasta mí y aquello propició que mis sentidos se agudizasen, tensando todavía más mis músculos, atento ante cualquier posible hostilidad.
— ¡Eh, tío, no te acerques más, yo no tengo nada que ver!
—¡Esto es de locos! —exclamó hacia el ninja del Bosque—. ¡Se me ha tirado encima sin que le haya hecho nada! ¡Tiene un ataque de odio injustificado!
Vaya, había sido demasiado precavido, aunque ya se sabe, toda precaución es poca.
— ¿En serio que no hay anda entre vosotros? — pregunté visiblemente sorprendido al mismo tiempo que devolvía la katana a su lugar de origen, la funda de mi espalda — ¿Entonces por qué querría matarte?
Me quedé pensativo durante unos pocos segundos.
— ¿O quizás es que me he perdido algo entre vuestras aldeas?
Dudaba que de ser así e lo dijese. La mierda de la aldea se queda dentro, esparcirla a ojos ajenos podía llegar a ser un error, pero por algún motivo el tipo había captado mi atención, parecía que por ahora podía considerarlo un aliado o un amigo.
Un ojo estaba atento del shinobi de Ame, mientras que el otro estaba pendiente del lago de donde el rubio de Uzushio debería aparecer de un momento al otro.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa