5/02/2017, 10:14
(Última modificación: 6/02/2017, 00:12 por Inuzuka Nabi.)
Unos golpes hicieron resonar unas ondas sonoras por las paredes del despacho, iluminado por la poca luz que se colaba entre las nubes y una lampara de mesa con la que la kage leia sus manuscritos. Aquel sonido no provocó movimiento alguno de sobresalto en la mujer, quien estaba más que acostumbrada a esas cosas. Cada día tenia decenas de citas programadas por todo tipo de tareas administrativas, más los informes de inteligencia, más los cientos de veces que entra alguien con una montaña de papeles o de pergaminos, más dar las misiones.
— Pasa
Bueno, era aún pronto para atabalarse la cabeza. De hecho, era tan pronto que en su escritorio solo tenía un montón de papeles, una hora después probablemente ese montón se hubiera multiplicado.
Cuando la puerta se abriera apartaría la vista del papel que leía y lo plantaría en su visitante. Sus ojos del color del agua que teñía su país brillaban gracias al reflejo en el blanco papel de la candente luz de la lampara, esos ojos se clavarían en los del gennin esperando una explicación para su visita.
— Pasa
Bueno, era aún pronto para atabalarse la cabeza. De hecho, era tan pronto que en su escritorio solo tenía un montón de papeles, una hora después probablemente ese montón se hubiera multiplicado.
Cuando la puerta se abriera apartaría la vista del papel que leía y lo plantaría en su visitante. Sus ojos del color del agua que teñía su país brillaban gracias al reflejo en el blanco papel de la candente luz de la lampara, esos ojos se clavarían en los del gennin esperando una explicación para su visita.
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