Luchamos por que vivimos

[Sama-sama]

El filo de su espada atravesó la carne, pero dejó un trabajo mal hecho y la sabandija se le escurrió en el último momento. Voló de nuevo por toda la taberna, esta vez para evitar una muerte segura —no lo consiguió, o eso creyó Tamashi en ese entonces, pero el mundo está lleno de cosas extrañas, y no las había visto todas todavía—. El cadáver volador aterrizó unos metros más allá, con la cabeza pendiente de un hilo casi literalmente. Fue un espectáculo macabro. Los de la taberna gritaron horrorizados. Bueno, algunos de ellos. Otros lo tomaron como una excusa para vomitar el alcohol que habían estado tomando.

—¡Oh, por favor, qué asco! —vociferó Tamashi—. Por favor, ¡lárguense! Después de esto voy a tener que llamar al resto de la Guardia. ¡La taberna queda clausurada! ¡Vamos, vamos, fuera!

Tamashi espantó a la gente haciendo aspavientos con los brazos y las manos. Entre tanto, se giró a tiempo para observar a la cabeza del chico volver a su cuerpo gracias a nuestra mejor amiga la gravedad. A partir de ahora sería la mejor amiga de Haskoz, eso desde luego.

—Buegh, ni a propósito.

El Guardia se acercó al cuerpo del otro shinobi, el Decapitado De Verdad, y lo observó, negando con la cabeza. Dos muertos. Qué lástima. Solían hacerle caso o, como mucho, seguir intentando matar al otro mientras él les zurraba y les mandaba a la cárcel. Pero con algunos pasaba esto.

Olió un extraño hedor a carne quemada y escuchó un siseo extraño proveniente de su izquierda. Giró la cabeza y desenvainó la katana.

—¿Aún das guerra?

Alzó una ceja. ¿Qué demonios? Se acercó lentamente, enfundando su espada. Aquél hombre estaba aparentemente inconsciente. Hace unos segundos pensaba que estaba aparentemente muerto, pero una delgada línea en su cuello estaba soldándose lentamente. Un jirón de humo dejaba un rastro débil a medida que los tejidos del muchacho se unían desde aquél tatuaje de un cráneo envuelto por una serpiente.

Estaba vivo. Tamashi lo pateó, y cayó al suelo con un gemido ahogado. Luego, tosió un poco de sangre.

—¡Tamashi-dono! ¿Qué ha pasado? El dueño del local nos ha contado que has tenido que matar a dos shinobi. ¿Es eso cierto?

Tamashi se dio la vuelta y saludó con la mano a la guarnición que acababa de entrar, a trompicones.

—A medias —respondió, negando con la cabeza.—. Uno de ellos está vivo. Necesito... Necesito hablar con el Juuchin.

Trama terminada. Yoshimitsu ha muerto. Haskoz queda prisionero en el Valle de los Dojos, y no podrá crear ninguna trama ambientada tras esta misma ni tras la siguiente hasta que haya terminado. Se le convoca a una trama masterizada especial que dirigiré yo mismo, de forma obligatoria.

El cerebro de Haskoz ha estado unos segundos sin oxígeno y privado de toda conexión con el cuerpo principal. Asímismo el sello del Demonio Blanco ha tenido que liberar una cantidad enorme de energía para mantenerlo con vida. El estrés que esto ha causado sobre su cuerpo y sobre su mente es muy grave, y por tanto, Haskoz ha adquirido los siguientes defectos:

Secuelas temporales, rehabilitación:
¤ ¿Nada... diestro? (adquirido por rol - 3 meses)
¤ Torpe con los sellos (adquirido por rol - 3 meses)
¤ Cojera (adquirido por rol - 6 meses)

Además, por motivos que se desvelarán más adelante:
¤ Tuerto (adquirido por rol - ojo izquierdo - permanente)