13/02/2017, 18:39
—Kagetsuna, Kagetsuna despierta, ¡KAGETSUNAAAA!— Insistía, más el niño seguía durmiendo como una piedra mientras babeaba la almohada.
El muchacho se había desvelado, por lo que el sueño que tenía era mucho más profundo de lo habitual. Incluso alguien podría llegar a pensar que estaba muerto de no ser por aquellos ronquidos que parecían los rugidos de un dragón de mazmorra. Hangaku sabía que cuando su hermano pasaba a los dominios de Hypnos, había que tomar medidas drásticas. Así fue como salió de la habitación, y cuando regresó llevaba sobre sus muslos una pequeña cubeta. Acercó la silla de ruedas lo más que pudo a la cama, y entonces vertió el contenido en la cara del chico.
—¡ME LLEVA LA GRAN PUTA!— Se despertó vociferando al sentir algo frío y duro caerle encima —¿¡Por qué mierdas me despiertas así!? Auhhh— Se tocó el rostro y luego vio las sábanas, no era agua, al menos no en estado líquido. Su dulce hermana había optado por bañarle en cubitos de hielo.
—Toma esto— Le indicó mientras le extendía un pergamino. —Lo trajeron ayer, pero como regresaste tarde anoche no te la pude entregar antes.
El muchacho tomó bruscamente la misiva de las manos de su hermana y la leyó con rapidez.
"Ahhhg, Ame no Kami mío. El sello es oficial, definitivamente es legal. Pero, dice que todo detalle "les" será entregado. ¿Acaso tendré que trabajar con otros genin?"
La sola idea ya le daba pesar.
—No te quedes ahí pasmado, apresúrate a comer que todavía debo peinarte. No creo que sea buena idea llegar tarde a tu primera misión.— Dijo sonriente.
—Como sea.
Tras terminar de arreglarse, se aseguró el portaobjetos, llevando todo su equipo a excepción de Kokuryū. No creía que fuese a necesitar una espada para una misión de Rango D, el resto era porque simplemente le daba pereza organizar lo que iba adentro.
Fue así como partió rumbo a la oficina de la Arashikage, mientras la lluvia perpetua le abrazaba con su frío. No tenía idea de cómo iba a resultar todo. Hace relativamente poco tiempo que se había graduado y no estaba demasiado contento con que le llamasen, pues como buen vago, le hubiera gustado pelársela un poco más. Pero el oficio es oficio. A lo lejos divisó la torre y apresuró el paso, salpicando los charcos sin saber a quién o qué encontraría en ese sitio.
El muchacho se había desvelado, por lo que el sueño que tenía era mucho más profundo de lo habitual. Incluso alguien podría llegar a pensar que estaba muerto de no ser por aquellos ronquidos que parecían los rugidos de un dragón de mazmorra. Hangaku sabía que cuando su hermano pasaba a los dominios de Hypnos, había que tomar medidas drásticas. Así fue como salió de la habitación, y cuando regresó llevaba sobre sus muslos una pequeña cubeta. Acercó la silla de ruedas lo más que pudo a la cama, y entonces vertió el contenido en la cara del chico.
—¡ME LLEVA LA GRAN PUTA!— Se despertó vociferando al sentir algo frío y duro caerle encima —¿¡Por qué mierdas me despiertas así!? Auhhh— Se tocó el rostro y luego vio las sábanas, no era agua, al menos no en estado líquido. Su dulce hermana había optado por bañarle en cubitos de hielo.
—Toma esto— Le indicó mientras le extendía un pergamino. —Lo trajeron ayer, pero como regresaste tarde anoche no te la pude entregar antes.
El muchacho tomó bruscamente la misiva de las manos de su hermana y la leyó con rapidez.
La oficina principal del Edificio del Arashikage solicita su presencia el día de mañana, cuarto de la semana; a fin de recibir las indicaciones para la realización de su primera misión oficial. Todo detalle sobre la misma les será entregada dentro de las instalaciones, una vez haya registrado su nombre con el recepcionista de turno.
"Ahhhg, Ame no Kami mío. El sello es oficial, definitivamente es legal. Pero, dice que todo detalle "les" será entregado. ¿Acaso tendré que trabajar con otros genin?"
La sola idea ya le daba pesar.
—No te quedes ahí pasmado, apresúrate a comer que todavía debo peinarte. No creo que sea buena idea llegar tarde a tu primera misión.— Dijo sonriente.
—Como sea.
Tras terminar de arreglarse, se aseguró el portaobjetos, llevando todo su equipo a excepción de Kokuryū. No creía que fuese a necesitar una espada para una misión de Rango D, el resto era porque simplemente le daba pereza organizar lo que iba adentro.
Fue así como partió rumbo a la oficina de la Arashikage, mientras la lluvia perpetua le abrazaba con su frío. No tenía idea de cómo iba a resultar todo. Hace relativamente poco tiempo que se había graduado y no estaba demasiado contento con que le llamasen, pues como buen vago, le hubiera gustado pelársela un poco más. Pero el oficio es oficio. A lo lejos divisó la torre y apresuró el paso, salpicando los charcos sin saber a quién o qué encontraría en ese sitio.