18/02/2017, 03:39
El tuerto no cambió su expresión, o mejor dicho ¿su inexpresión? Pues el pobre intento de insulto por parte del princesito se le resbaló como bañada en mantequilla.
"La la~ Le picó."
Por alguna extraña razón, el haber fastidiado a aquel muchacho le generó una curiosa sensación de satisfacción. No tiene la costumbre de ensañarse contra nadie, o al menos no con mala intención, pero en ese instante le dio un pequeño gusto. Luego, el pelirrojo pareció arrepentirse de su contestación y pidió disculpas; estaba muy equivocado si pensaba que con eso Kagetsuna iba a tranquilizarse. Y mejor que ni soñase con que el Isa fuera a pedir perdón.
"Oh, parece que tenemos a un queda-bien por aquí."
El de la Hierba empezó a soltar un discurso empalagado con palabras rebuscadas, redundantes, asquerosas. Orando vana sabiduría. Además, el pelimorado creyó percibir una indirecta muy directa en su hablar. Vanas palabras que buscaban imperar por sobre cómo actuaba el del parche, molestándolo en demasía; Si había algo que odiase, es que opinaran sobre su forma de actuar, sin tener puta idea de lo que le ha tocado vivir.
Por otro lado, Kōtetsu parecía interesado en aquel juego de palabras que prometían ser la verdad a su búsqueda. Habló por ambos pidiendo más, pero Kagetsuna no tenía interés en seguir escuchando a aquel prospecto de demagogo.
—Ilústranos, princesito.— Habló con palabras venenosas.
Se levantó de su improvisado asiento de piedra, antes que el trasero empezara a dolerle. Se cruzó de brazos, con gran expectativa. Quería ver que sandeces tenía que decir el de ojos rojizos antes de largarse. Sólo había dos caminos: o decía algo coherente o se humillaba ahí mismo.
"La la~ Le picó."
Por alguna extraña razón, el haber fastidiado a aquel muchacho le generó una curiosa sensación de satisfacción. No tiene la costumbre de ensañarse contra nadie, o al menos no con mala intención, pero en ese instante le dio un pequeño gusto. Luego, el pelirrojo pareció arrepentirse de su contestación y pidió disculpas; estaba muy equivocado si pensaba que con eso Kagetsuna iba a tranquilizarse. Y mejor que ni soñase con que el Isa fuera a pedir perdón.
"Oh, parece que tenemos a un queda-bien por aquí."
El de la Hierba empezó a soltar un discurso empalagado con palabras rebuscadas, redundantes, asquerosas. Orando vana sabiduría. Además, el pelimorado creyó percibir una indirecta muy directa en su hablar. Vanas palabras que buscaban imperar por sobre cómo actuaba el del parche, molestándolo en demasía; Si había algo que odiase, es que opinaran sobre su forma de actuar, sin tener puta idea de lo que le ha tocado vivir.
Por otro lado, Kōtetsu parecía interesado en aquel juego de palabras que prometían ser la verdad a su búsqueda. Habló por ambos pidiendo más, pero Kagetsuna no tenía interés en seguir escuchando a aquel prospecto de demagogo.
—Ilústranos, princesito.— Habló con palabras venenosas.
Se levantó de su improvisado asiento de piedra, antes que el trasero empezara a dolerle. Se cruzó de brazos, con gran expectativa. Quería ver que sandeces tenía que decir el de ojos rojizos antes de largarse. Sólo había dos caminos: o decía algo coherente o se humillaba ahí mismo.