13/06/2015, 12:39
— Ah! pero nadie hablo de Henge en ningún momento, yo dije que podría transformarme en murciélago y en lobo
Sonreí, si es que a lo que podía hacer con la boquita de murciélago se le podía llamar así. No era para menos la sorpresa de mi acompañante, aunque yo lo viera lo mas normal del mundo. Cabe destacar que sufrí los mismos síntomas que Ayame cuando mi padre lo hizo por primera vez. Y la verdad es que le estaba mintiendo en ciertos aspectos, no podía transformarme en murciélago y lobo, si no en el animal que tuviese en gana.
—Puedo, por que esa es mi herencia genética, lo malo que esto tiene en comparación con el Henge es que no puedo transformarme en un jarrón, pero mira el lado bueno, nadie vendrá a romperme para ver si hay algo dentro
Por si acaso, baje al suelo desde la nevera mientras adquirí la forma de un lobo del tamaño de un perro grande, con el pelaje tan negro como mi cabello y me acerque a la muchacha con cuidado, tampoco pretendía asustarla, claro. Y no sabia muy bien como moverme hacia alguien de forma no amenazante y a la vez en forma de lobo. Pero bueno, lo intente, aunque claro, mientras hablaba se veían las enormes fauces del animal. Todo un contraste entre palabras bonitas y unos dientes que podían arrancarte un brazo.
—Por si no te lo terminas de creer, por que no acaricias mi pelo de lobo mojado?
Sonreí, si es que a lo que podía hacer con la boquita de murciélago se le podía llamar así. No era para menos la sorpresa de mi acompañante, aunque yo lo viera lo mas normal del mundo. Cabe destacar que sufrí los mismos síntomas que Ayame cuando mi padre lo hizo por primera vez. Y la verdad es que le estaba mintiendo en ciertos aspectos, no podía transformarme en murciélago y lobo, si no en el animal que tuviese en gana.
—Puedo, por que esa es mi herencia genética, lo malo que esto tiene en comparación con el Henge es que no puedo transformarme en un jarrón, pero mira el lado bueno, nadie vendrá a romperme para ver si hay algo dentro
Por si acaso, baje al suelo desde la nevera mientras adquirí la forma de un lobo del tamaño de un perro grande, con el pelaje tan negro como mi cabello y me acerque a la muchacha con cuidado, tampoco pretendía asustarla, claro. Y no sabia muy bien como moverme hacia alguien de forma no amenazante y a la vez en forma de lobo. Pero bueno, lo intente, aunque claro, mientras hablaba se veían las enormes fauces del animal. Todo un contraste entre palabras bonitas y unos dientes que podían arrancarte un brazo.
—Por si no te lo terminas de creer, por que no acaricias mi pelo de lobo mojado?