26/02/2017, 23:54
(Última modificación: 3/03/2017, 21:47 por Sasaki Reiji.)
Por fuera, el aspecto del edificio no era nada del otro mundo. Podía pasar perfectamente por un lugar habitable, como cualquier otro edificio de Amegakure. De hecho, pese a todas las leyendas, los edificios de los alrededores estaban habitados.
Dos valientes shinobis que no creían en los inexistentes fantasmas y que habían sentido curiosidad por la prueba de la que hablaban los carteles. La primera en llegar fue una joven muchacha del clan Yamanaka, y unos segundos después, se paro a su lado un joven del Clan Hyuga. El chico puso sus ojos en blanco, ignorando a su compañera, y observo el edificio.
No pudo ver mucho, una barrera de chackra recubría las paredes del edificio. Entero.
—Si fuera tan sencillo no tendría ninguna gracia ¿verdad? — Escucharon ambos una voz femenina que se acercaba desde el edificio. La voz pertenecía a una mujer de unos treinta años, con el pelo moreno , largo y liso. Lo llevaba sujeto en una coleta. Los ojos de la mujer eran de color verde, tan claro que a veces, cuando cambiaba la luz, parecían azules. — Mi marido era como tu, mi nombre es Inoue Hyuga, y soy la dueña de todo esto ¿Estáis interesados? ¿Queréis pasar y divertiros? —Saludo y se presento mientras le tendia la mano primero a Daruu y luego a Reika.
Dos valientes shinobis que no creían en los inexistentes fantasmas y que habían sentido curiosidad por la prueba de la que hablaban los carteles. La primera en llegar fue una joven muchacha del clan Yamanaka, y unos segundos después, se paro a su lado un joven del Clan Hyuga. El chico puso sus ojos en blanco, ignorando a su compañera, y observo el edificio.
No pudo ver mucho, una barrera de chackra recubría las paredes del edificio. Entero.
—Si fuera tan sencillo no tendría ninguna gracia ¿verdad? — Escucharon ambos una voz femenina que se acercaba desde el edificio. La voz pertenecía a una mujer de unos treinta años, con el pelo moreno , largo y liso. Lo llevaba sujeto en una coleta. Los ojos de la mujer eran de color verde, tan claro que a veces, cuando cambiaba la luz, parecían azules. — Mi marido era como tu, mi nombre es Inoue Hyuga, y soy la dueña de todo esto ¿Estáis interesados? ¿Queréis pasar y divertiros? —Saludo y se presento mientras le tendia la mano primero a Daruu y luego a Reika.