15/06/2015, 11:48
"Y allá va..." Pensé cuando Masa me arrebató una de las antorchas y cayó rodando por las escaleras, no pude disimular una mueca de dolor, se dio una ostia monumental, puesto que estuvo rodando escaleras abajo un buen rato. Parecía que la antorcha aguantaba sorprendentemente el descenso, pero había tanta bajada que llegó un punto que dejé de ver la tenue luz que emitía. Esperaba que los huesos de Masa, resistieran igual de bien que aquella antorcha que solo saben los Dioses el tiempo que tendría.
"Se ha matado fijo..."
Pero no, estaba vivo, pude oír cómo desde la lejanía alguien me llamaba. El eco y la resonancia de aquel lugar subterráneo me dificultó mucho entender el mensaje, pero pude escuchar sin problemas mi nombre, eso sí. Tras la visión de la caída de Masa, no pude evitar concentrarme en pisar adecuadamente para no acabar cayendo como él. El hecho era de que aquellas escaleras eran más bien angostas e irregulares, talladas en piedra y se veía claros síntomas de humedad conforme me adentraba en las entrañas de aquel lúgrube sótano.
El olor estaba viciado, a pesar de que se notaba cierta corriente de aire. No sabía que pensar, pero el sitio era inquietante a más no poder. Solo rezaba para que las antorchas aguantaran lo suficiente sino, sería realmente fácil acabar atrapado en este lugar, para hacer compañía a los muertos. La verdad que conforme bajaba, me estaba arrepintiendo, estaba más que claro aque aquí no encontraríamos nada. Solamente saciar nuestra curiosidad, pero me daba en la nariz que el riesgo no merecía la pena en absoluto.
"Que mal rollo..."
Y allí estaba a escasos metros de aquellas escaleras, rodeado de infinidad de huesos de incontables cadáveres. Estaba husmeando algo, huesos ¿Que otra cosa podía ser si no? Me acerqué hasta él, estaba claro que había notado mi presencia, pero estaba ensimismado por su descubrimiento y no me prestó atención, iluminé con mi antorcha el suelo, tratando de buscar aquella cosa en la que se estaba fijando. Y rompí el silencio con una ocurrencia.
-Joder, menuda ostia que te has dado. ¿Estás bien?¿Se te ha roto algo? Bueno, de todos modos no pasa nada, aquí tienes un montón de repuestos haha. Reí por el chiste de turno. Quizás un chiste un poco fuera de lugar, si en el fondo estaba como un cencerro, o lo suficientemente tenso como para decir estupideces.
-Bueno, será mejor irnos ¿No crees? No vaya ser que nos perdamos por aquí y te digo, que no me haría ilusión. Dije con toda la seriedad del mundo. -Este lugar es más grande de lo que parece y no hemos venido preparados para algo así.
El lugar en donde nos encontrábamos era bastante amplio, la luz de la antorchas no encontraban las paredes ni el techo de la instancia. Hacía un frío espantoso, tanto que resultaba antinatural y en la lejanía, se podía oír el silbido del aire, que se parecía al lamento de los muertos.
"Se ha matado fijo..."
Pero no, estaba vivo, pude oír cómo desde la lejanía alguien me llamaba. El eco y la resonancia de aquel lugar subterráneo me dificultó mucho entender el mensaje, pero pude escuchar sin problemas mi nombre, eso sí. Tras la visión de la caída de Masa, no pude evitar concentrarme en pisar adecuadamente para no acabar cayendo como él. El hecho era de que aquellas escaleras eran más bien angostas e irregulares, talladas en piedra y se veía claros síntomas de humedad conforme me adentraba en las entrañas de aquel lúgrube sótano.
El olor estaba viciado, a pesar de que se notaba cierta corriente de aire. No sabía que pensar, pero el sitio era inquietante a más no poder. Solo rezaba para que las antorchas aguantaran lo suficiente sino, sería realmente fácil acabar atrapado en este lugar, para hacer compañía a los muertos. La verdad que conforme bajaba, me estaba arrepintiendo, estaba más que claro aque aquí no encontraríamos nada. Solamente saciar nuestra curiosidad, pero me daba en la nariz que el riesgo no merecía la pena en absoluto.
"Que mal rollo..."
Y allí estaba a escasos metros de aquellas escaleras, rodeado de infinidad de huesos de incontables cadáveres. Estaba husmeando algo, huesos ¿Que otra cosa podía ser si no? Me acerqué hasta él, estaba claro que había notado mi presencia, pero estaba ensimismado por su descubrimiento y no me prestó atención, iluminé con mi antorcha el suelo, tratando de buscar aquella cosa en la que se estaba fijando. Y rompí el silencio con una ocurrencia.
-Joder, menuda ostia que te has dado. ¿Estás bien?¿Se te ha roto algo? Bueno, de todos modos no pasa nada, aquí tienes un montón de repuestos haha. Reí por el chiste de turno. Quizás un chiste un poco fuera de lugar, si en el fondo estaba como un cencerro, o lo suficientemente tenso como para decir estupideces.
-Bueno, será mejor irnos ¿No crees? No vaya ser que nos perdamos por aquí y te digo, que no me haría ilusión. Dije con toda la seriedad del mundo. -Este lugar es más grande de lo que parece y no hemos venido preparados para algo así.
El lugar en donde nos encontrábamos era bastante amplio, la luz de la antorchas no encontraban las paredes ni el techo de la instancia. Hacía un frío espantoso, tanto que resultaba antinatural y en la lejanía, se podía oír el silbido del aire, que se parecía al lamento de los muertos.