22/03/2017, 05:10
—Por favor, dígame que lo del equipo es otro de sus épicos chistes.
Eso habría querido él, desde luego. Pero no.
—Lamentándolo mucho, me temo que ésto es una decisión ya tomada, y más que oficializada por la oficina de la Arashikage. Aquí está vuestra primera misión, de hecho, ya emitida y con fecha de hoy; así que me temo que no hay vuelta atrás, para ninguno de los cuatro —Kurozuchi lo había dejado muy en claro. Él tampoco estaba gratamente emocionado de tener que trabajar con ellos, no eran ni de cerca los chicos más populares, o los más llevaderos. En ellos sólo veía desobediencia, y rarezas que le hacían únicos, a cada uno; y a su propio modo. Aunque no podía negar que en algo le recordaba a su propio yo más joven, donde las miradas juiciosas ajenas también recaían en él, sobre por el resto de su clase. Y es que tener el cuerpo entero tatuado desde incluso los ocho años tampoco era "normal" —. —deben entender que es nuestro deber seguir las órdenes de un superior. Vosotros, a partir de ahora, respondéis a las mías, como yo lo estoy haciendo con las que me dio Yui-sama. Aquí no hay escapatoria, como no la habrá más adelante, en caso de que deban quitarle la vida a alguien, por ejemplo.
Pero a Reiji no le pareció colar demasiado aquello de que no hubiese forma de escapar de semejante congregación. Así que decidió, de un momento a otro, hacer uso de su habilidad morfológica y transformarse de nuevo en uno de esos cuervos. Voló hacia el exterior, y entre aleteos terminó perdiéndose en las afueras del edificio de la arashikage.
Kurozuchi bufó, cansino, y estrujó sus ojos con la mano derecha.
—Pero en qué idioma os hablo ya para que entendáis, por Ame no Kami...
—Bien, quedamos dos. ¿Por qué no me dejas deshacerme del tuerto y así te libero un poco la carga, "sensei"?
Kaido le guiñó el ojo, y luego hizo contacto con Kagetsuna. Sin embargo, de Kurozuchi no hubo respuesta alguna. El hombro del jonin, no obstante, comenzó a palpitar, la carne continuó moviéndose grotescamente, como si algo intentase salir de él a toda marcha. Le quedó mirando fijo al escualo, sin decir nada; y tan pronto como pudo, dejó salir de uno de sus tatuajes una enorme figura negra, nítida y cuya estructura parecía estar creada de tinta. Ésta tomó vida y aleteó, como lo haría un águila, y se posó sobre el hombro de su domitor.
Kurozuchi le susurró algo, y el ave calva salió volando también, siguiendo las órdenes de su amo.
—Ya me encargaré de Reiji luego. Ahora, vosotros dos... echadle u ojo a ésto
Arrojó el pergamino que tenía en mano a Kagetsuna. El mismo aún estaba cerrado, y sellado; aunque lo que yacía en su interior era evidente. Contenía la información de la misión que tenían que realizar.
Eso habría querido él, desde luego. Pero no.
—Lamentándolo mucho, me temo que ésto es una decisión ya tomada, y más que oficializada por la oficina de la Arashikage. Aquí está vuestra primera misión, de hecho, ya emitida y con fecha de hoy; así que me temo que no hay vuelta atrás, para ninguno de los cuatro —Kurozuchi lo había dejado muy en claro. Él tampoco estaba gratamente emocionado de tener que trabajar con ellos, no eran ni de cerca los chicos más populares, o los más llevaderos. En ellos sólo veía desobediencia, y rarezas que le hacían únicos, a cada uno; y a su propio modo. Aunque no podía negar que en algo le recordaba a su propio yo más joven, donde las miradas juiciosas ajenas también recaían en él, sobre por el resto de su clase. Y es que tener el cuerpo entero tatuado desde incluso los ocho años tampoco era "normal" —. —deben entender que es nuestro deber seguir las órdenes de un superior. Vosotros, a partir de ahora, respondéis a las mías, como yo lo estoy haciendo con las que me dio Yui-sama. Aquí no hay escapatoria, como no la habrá más adelante, en caso de que deban quitarle la vida a alguien, por ejemplo.
Pero a Reiji no le pareció colar demasiado aquello de que no hubiese forma de escapar de semejante congregación. Así que decidió, de un momento a otro, hacer uso de su habilidad morfológica y transformarse de nuevo en uno de esos cuervos. Voló hacia el exterior, y entre aleteos terminó perdiéndose en las afueras del edificio de la arashikage.
Kurozuchi bufó, cansino, y estrujó sus ojos con la mano derecha.
—Pero en qué idioma os hablo ya para que entendáis, por Ame no Kami...
—Bien, quedamos dos. ¿Por qué no me dejas deshacerme del tuerto y así te libero un poco la carga, "sensei"?
Kaido le guiñó el ojo, y luego hizo contacto con Kagetsuna. Sin embargo, de Kurozuchi no hubo respuesta alguna. El hombro del jonin, no obstante, comenzó a palpitar, la carne continuó moviéndose grotescamente, como si algo intentase salir de él a toda marcha. Le quedó mirando fijo al escualo, sin decir nada; y tan pronto como pudo, dejó salir de uno de sus tatuajes una enorme figura negra, nítida y cuya estructura parecía estar creada de tinta. Ésta tomó vida y aleteó, como lo haría un águila, y se posó sobre el hombro de su domitor.
Kurozuchi le susurró algo, y el ave calva salió volando también, siguiendo las órdenes de su amo.
—Ya me encargaré de Reiji luego. Ahora, vosotros dos... echadle u ojo a ésto
Arrojó el pergamino que tenía en mano a Kagetsuna. El mismo aún estaba cerrado, y sellado; aunque lo que yacía en su interior era evidente. Contenía la información de la misión que tenían que realizar.