23/03/2017, 22:58
Lo odiaba, odiaba esa maldita sensación de opresión. Le caía bien el sensei, hasta que empezó a soltar un sermón sobre la obediencia. No había cosa que le chirriara más que lo mandonearan. Lo peor es que repitió el mismo trillado discurso que muchos de los profesores de la academia. Que si debía respeto a la Arashikage, que si debía asesinar en caso de que se lo ordenaran. Rodó la vista y se cruzó de brazos buscando evitar contacto visual, por mucho que no lo agradase sabía que tenía razón y debía acatar hasta el más pusilánime mandato.
"Claro, porque con la tiranía de Yui aunque quisiera me cortarían la lengua."
Eran palabras mayores, pero por la misma razón ninguna iba a salir de su boca. Infló los cachetes, haciendo puchero como niño malcriado y sin responderle nada al sensei. Curiosamente, el enmascarado manifestó un infantilismo aún mayor, metamorfoseándose y saliendo por la ventana. Huyendo de las responsabilidades. Que lástima que Kagetsuna no pudiese hacer lo mismo.
La guinda del pastel fue que nuevamente el niño-pez seguía con las intenciones de armar la bronca, a lo que él reaccionaba con tedio. Simplemente le daba pereza lidiar con el malhumorado escualo con patas.
—¡Y dale! Otra vez la burra al trigo.— Exclamó extendiendo los brazos.
Su atención se desvió por un instante, al ver como uno de los extraños dibujos tatuados en los brazos del hombre se desprendía del mismo, tomando vida propia y siguiendo al otro genin. El joven Isa parpadeó y se limpió el ojo, jamás había visto un jutsu como ese... Aunque tampoco es que hubiese visto muchos la verdad.
—A ver— Dijo al atrapar el pergamino, extendiéndolo para que Kaido también pudiese ver el contenido y no le alegara por acaparador.
"¿Proteger un artilugio de ladrones? ¿Eso no sería ya una misión de rango C?"
Al menos dentro de su concepto esa era la idea, pues no se trataba sólo de transportar el artilugio, sino que había posibles complicaciones de por medio. No le disgustaba, pero creía que quizás hubo un traspapeleo a la hora de asignar los rangos.
"Claro, porque con la tiranía de Yui aunque quisiera me cortarían la lengua."
Eran palabras mayores, pero por la misma razón ninguna iba a salir de su boca. Infló los cachetes, haciendo puchero como niño malcriado y sin responderle nada al sensei. Curiosamente, el enmascarado manifestó un infantilismo aún mayor, metamorfoseándose y saliendo por la ventana. Huyendo de las responsabilidades. Que lástima que Kagetsuna no pudiese hacer lo mismo.
La guinda del pastel fue que nuevamente el niño-pez seguía con las intenciones de armar la bronca, a lo que él reaccionaba con tedio. Simplemente le daba pereza lidiar con el malhumorado escualo con patas.
—¡Y dale! Otra vez la burra al trigo.— Exclamó extendiendo los brazos.
Su atención se desvió por un instante, al ver como uno de los extraños dibujos tatuados en los brazos del hombre se desprendía del mismo, tomando vida propia y siguiendo al otro genin. El joven Isa parpadeó y se limpió el ojo, jamás había visto un jutsu como ese... Aunque tampoco es que hubiese visto muchos la verdad.
—A ver— Dijo al atrapar el pergamino, extendiéndolo para que Kaido también pudiese ver el contenido y no le alegara por acaparador.
"¿Proteger un artilugio de ladrones? ¿Eso no sería ya una misión de rango C?"
Al menos dentro de su concepto esa era la idea, pues no se trataba sólo de transportar el artilugio, sino que había posibles complicaciones de por medio. No le disgustaba, pero creía que quizás hubo un traspapeleo a la hora de asignar los rangos.