1/04/2017, 21:00
Kagetsuna volteó justo cuando el pez le quiso ver, cruzando miradas y dejando entrever que estaba igual de confuso que él.
"Oh no... Esto no pinta nada bien."
De pronto las cosas se habían complicado más de lo que esperaba. Si bien nunca le había cuadrado que en una misión de ese rango tuviesen problemas, ahora todo empeoraba con la explicación del cliente. Era astuto de su parte, sí, pero riesgoso para ellos. Y las palabras de que su sensei estaría ahí para protegerles lejos de consolarlo solo acrecentaban su preocupación sobre quién o quienes podrían obstaculizar la entrega de la mercancía. No importaba desde que punto de vista lo viese, eran malas noticias por todos lados.
"¿Siquiera es legal que haga esto? ¿Los superiores nos arriesgarían así? ¿Estarán al tanto de ello?."
No podía creérselo, rogaba que les estuvieran tomando el pelo. No se tragaba del todo el cuento del tal Jinbë, quería pensar que era un viejo exagerado. Estaba por darle una migraña de la rabia. Entendía que era mejor guardar el secreto sobre el artefacto, sin revelarles detalles que luego pudiesen ser extraídos de ellos. Algún idiota se sentiría emocionado de vivir una aventura llena de peligros, pero ese no era Kagestsuna. Él era realista.
—Creo comprender su idea y sus motivaciones, señor—. Se cruzó de brazos, como ya era costumbre. —No le pediré que nos de detalles de la procedencia del encargo, pero lo que sí he de exigir es al menos un poco de información sobre quienes podrían estar tras el objeto para saber que precauciones tomar—. Al decir eso recordó que había dejado su espada en casa por creer que no la iba a necesitar... Grave error. —Dos cosas importantes: Primero ¿Puede indicarnos el tamaño del objeto o al menos donde estará guardado?—. Iba directo al asunto, sin rodeos. Quería corroborar de una buena vez las dimensiones del artilugio, pues dependiendo de eso podría saber que tan fácil sería de transportar y por lo mismo, que tan difícil sería para algún atacante el llevárselo en caso de ser atracados. —Segundo. ¿A dónde o con quién se supone que debemos llevarlo? Nunca se nos aclaró en el pergamino.
Se mantenía erguido al hablar, aunque le empezaban a dar ganas de mascar algo por los nervios.
"Oh no... Esto no pinta nada bien."
De pronto las cosas se habían complicado más de lo que esperaba. Si bien nunca le había cuadrado que en una misión de ese rango tuviesen problemas, ahora todo empeoraba con la explicación del cliente. Era astuto de su parte, sí, pero riesgoso para ellos. Y las palabras de que su sensei estaría ahí para protegerles lejos de consolarlo solo acrecentaban su preocupación sobre quién o quienes podrían obstaculizar la entrega de la mercancía. No importaba desde que punto de vista lo viese, eran malas noticias por todos lados.
"¿Siquiera es legal que haga esto? ¿Los superiores nos arriesgarían así? ¿Estarán al tanto de ello?."
No podía creérselo, rogaba que les estuvieran tomando el pelo. No se tragaba del todo el cuento del tal Jinbë, quería pensar que era un viejo exagerado. Estaba por darle una migraña de la rabia. Entendía que era mejor guardar el secreto sobre el artefacto, sin revelarles detalles que luego pudiesen ser extraídos de ellos. Algún idiota se sentiría emocionado de vivir una aventura llena de peligros, pero ese no era Kagestsuna. Él era realista.
—Creo comprender su idea y sus motivaciones, señor—. Se cruzó de brazos, como ya era costumbre. —No le pediré que nos de detalles de la procedencia del encargo, pero lo que sí he de exigir es al menos un poco de información sobre quienes podrían estar tras el objeto para saber que precauciones tomar—. Al decir eso recordó que había dejado su espada en casa por creer que no la iba a necesitar... Grave error. —Dos cosas importantes: Primero ¿Puede indicarnos el tamaño del objeto o al menos donde estará guardado?—. Iba directo al asunto, sin rodeos. Quería corroborar de una buena vez las dimensiones del artilugio, pues dependiendo de eso podría saber que tan fácil sería de transportar y por lo mismo, que tan difícil sería para algún atacante el llevárselo en caso de ser atracados. —Segundo. ¿A dónde o con quién se supone que debemos llevarlo? Nunca se nos aclaró en el pergamino.
Se mantenía erguido al hablar, aunque le empezaban a dar ganas de mascar algo por los nervios.