5/04/2017, 17:20
(Última modificación: 5/04/2017, 17:27 por Uchiha Akame.)
La pregunta de aquella mujer le cogió por sorpresa, de tal modo que casi se le cayó el brick de batido de chocolate de las manos. Akame alzó la mirada, confuso, para encontrarla con los ojos penetrantes de la Uzukage. Shiona parecía saber leerle como a un libro abierto, y el joven gennin estaba demasiado cansado, demasiado furioso, se sentía demasiado impotente como para negarlo. No tenía sentido. Bajó la mirada hasta dejarla, estática, sobre algún punto indeterminado en la mesa que le separaba de la Uzumaki.
—No es eso, Shiona-sama —respondió, escueto, y luego suspiró—. Lo que me molesta es mi debilidad. Me molesta que un gennin de otra Aldea me haya dejado en evidencia, escapándose delante de mis propias narices... —se detuvo, con los puños apretados en torno al cartón de batido de chocolate—. Y me molesta ser demasiado débil como para encargarme de ese... hombre, personalmente.
—Pero algún día... Algún día...
Notó como si le hubieran quitado un bloque de piedra de encima. Se había sincerado con su Uzukage —en aquel momento no supo bien por qué—, y ahora se sentía mucho más aliviado. Si ella se lo tomaría a bien, eso era otra cuestión.
—No es eso, Shiona-sama —respondió, escueto, y luego suspiró—. Lo que me molesta es mi debilidad. Me molesta que un gennin de otra Aldea me haya dejado en evidencia, escapándose delante de mis propias narices... —se detuvo, con los puños apretados en torno al cartón de batido de chocolate—. Y me molesta ser demasiado débil como para encargarme de ese... hombre, personalmente.
—Pero algún día... Algún día...
Notó como si le hubieran quitado un bloque de piedra de encima. Se había sincerado con su Uzukage —en aquel momento no supo bien por qué—, y ahora se sentía mucho más aliviado. Si ella se lo tomaría a bien, eso era otra cuestión.