8/04/2017, 17:45
(Última modificación: 29/07/2017, 02:07 por Amedama Daruu.)
—Buenos días, Ayame. Kōri-sensei
La voz de Daruu resonó tras las espaldas de su hermano antes de que Ayame terminara de desplegar el pergamino. Kōri inclinó la cabeza en respuesta, pero Ayame alzó una mano.
—¡Buenos días, Daruu-san! —exclamó, feliz de verle, aunque enseguida reparó en que, por alguna razón que se le escapaba, él no parecía demasiado contento. Ayame tragó saliva, pero se obligó a sonreír y a enseñarle el pergamino—. ¡Mira, ya tenemos los detalles de nuestra primera misión como ninjas!
Terminó de desplegarlo y la caligrafía se mostró ante sus ojos. Ayame leyó con avidez, pero asegurándose de que Daruu pudiera verlo también. Al parecer, su misión estaba relacionada directamente con la madre de Daruu y su objetivo principal era conseguir dos cajas de algo que había solicitado su pastelería. Su compañero de equipo tendría un papel crucial, pues sólo él haría las veces de negociador y pagador del acuerdo.
«Cuánto secretismo...» Pensó para sí, intrigada. «¿Qué será ese ingrediente secreto?»
—Yukio... Eso está bastante lejos, ¿no?
Kōri asintió con sequedad.
—En el límite con el País de la Tierra. Tenemos por delante más de un día de viaje, así que más os vale estar preparados.
Ayame se removió, algo inquieta. No esperaba que en su primera misión fueran a salir de la aldea. Aunque tenía sentido, si los habían citado en las puertas de la aldea... Nunca antes lo había hecho, y aquello le provocaba algo de inseguridad.
—S... supongo... ¿Tú ya has hecho este viaje, Daruu-san?
La voz de Daruu resonó tras las espaldas de su hermano antes de que Ayame terminara de desplegar el pergamino. Kōri inclinó la cabeza en respuesta, pero Ayame alzó una mano.
—¡Buenos días, Daruu-san! —exclamó, feliz de verle, aunque enseguida reparó en que, por alguna razón que se le escapaba, él no parecía demasiado contento. Ayame tragó saliva, pero se obligó a sonreír y a enseñarle el pergamino—. ¡Mira, ya tenemos los detalles de nuestra primera misión como ninjas!
Terminó de desplegarlo y la caligrafía se mostró ante sus ojos. Ayame leyó con avidez, pero asegurándose de que Daruu pudiera verlo también. Al parecer, su misión estaba relacionada directamente con la madre de Daruu y su objetivo principal era conseguir dos cajas de algo que había solicitado su pastelería. Su compañero de equipo tendría un papel crucial, pues sólo él haría las veces de negociador y pagador del acuerdo.
«Cuánto secretismo...» Pensó para sí, intrigada. «¿Qué será ese ingrediente secreto?»
—Yukio... Eso está bastante lejos, ¿no?
Kōri asintió con sequedad.
—En el límite con el País de la Tierra. Tenemos por delante más de un día de viaje, así que más os vale estar preparados.
Ayame se removió, algo inquieta. No esperaba que en su primera misión fueran a salir de la aldea. Aunque tenía sentido, si los habían citado en las puertas de la aldea... Nunca antes lo había hecho, y aquello le provocaba algo de inseguridad.
—S... supongo... ¿Tú ya has hecho este viaje, Daruu-san?