10/04/2017, 17:52
Un tic nervioso atacó su párpado, al compás de las palabras del viejo Jinbë. Si bien en un inicio le tranquilizó escuchar la explicación, el resto de detalles le cayeron como un gancho en el hígado. Le era difícil identificar que era lo que sentía en esos momentos: ¿frustración?, ¿rabia?, ¿indignación?, ¿alivio?, ¿condescendencia?, ¿miedo? Tantas emociones mezcladas de golpe eran demasiado para él. Aparte de la previa reacción de malestar, bajó la mirada y apretó los puños, quedándose un instante en silencio, tratando de calmarse para no decir una estupidez. Era de esas situaciones donde uno dice que no sabe si reír o llorar, aunque Kagetsuna no era muy dado a ninguna de las dos cosas.
"Así que pertenecemos a una mascarada y somos utilizados de fachada para algo más peligroso. Mierda, es una grandísima mierda. Bueno, al menos a nosotros no nos tocará la peor parte si algo llega a pasar. Joder, este tipo debe estar mintiendo, es que no me lo trago. ¿Tan poco les importamos para que nos estén utilizando de esta forma?"
No le era para nada agradable el asunto, a diferencia del pez azulado que lucía aquella cínica y molesta sonrisa, dejando claro que era su barco. El Senju se volteó hacia Kaido lentamente al escuchar como mencionaban su nombre, girando su cuello con un movimiento que parecía más propio de un muñeco inanimado.
—Dame una caja de chicles y seré feliz con eso.— Respondió a la oferta del pez. No era su intención bromear, lo decía muy, MUY en serio. No era de los que se rifan el pellejo a lo bruto.
Volteó a ver de nuevo al cliente y suspiró resignado.
—Entendido.
"Así que pertenecemos a una mascarada y somos utilizados de fachada para algo más peligroso. Mierda, es una grandísima mierda. Bueno, al menos a nosotros no nos tocará la peor parte si algo llega a pasar. Joder, este tipo debe estar mintiendo, es que no me lo trago. ¿Tan poco les importamos para que nos estén utilizando de esta forma?"
No le era para nada agradable el asunto, a diferencia del pez azulado que lucía aquella cínica y molesta sonrisa, dejando claro que era su barco. El Senju se volteó hacia Kaido lentamente al escuchar como mencionaban su nombre, girando su cuello con un movimiento que parecía más propio de un muñeco inanimado.
—Dame una caja de chicles y seré feliz con eso.— Respondió a la oferta del pez. No era su intención bromear, lo decía muy, MUY en serio. No era de los que se rifan el pellejo a lo bruto.
Volteó a ver de nuevo al cliente y suspiró resignado.
—Entendido.