10/04/2017, 18:06
(Última modificación: 29/07/2017, 02:07 por Amedama Daruu.)
—¡Buenos días, Daruu-san! —exclamó Ayame. Por primera vez en toda la mañana, Daruu no tuvo más remedio que sonreír, aunque fuese tímidamente.
—Ayame-san. Al final aprobaste. No sabes cuánto me alegro. Te prometí que esperaría, y bueno, aquí estoy. —Se encogió de hombros, restándole importancia—. Espero que como equipo nuestra colaboración sea agradable y... fructífera para todos.
Daruu inclinó un poco la cabeza, reverenciando a Kori tímidamente.
—¡Mira, ya tenemos los detalles de nuestra primera misión como ninjas! —continuó Ayame, casi restregándole el pergamino por la cara. Daruu puso las palmas de las manos delante de él, protegiéndose del entusiasmo de su compañera.
—Lo sé, lo sé —dijo—. Soy yo el que tiene que recoger las... —Se interrumpió. Tosió sospechosamente—. El ingrediente secreto.
Se rascó la nuca y bajó la mirada, incómodo. «Por qué poco. ¡Mal, Daruu, mal! ¿Qué clase de ninja eres? ¿Qué clase de hijo eres? Nadie puede saberlo todavía.»
—Yukio... Eso está bastante lejos, ¿no? —preguntó Ayame. Kori asintió.
—En el límite con el País de la Tierra. Tenemos por delante más de un día de viaje, así que más os vale estar preparados.
Ayame se removió, nerviosa. Se dirigió entonces a Daruu.
—S... supongo... ¿Tú ya has hecho este viaje, Daruu-san?
Por supuesto, Daruu había viajado varias veces con Kiroe. Según ella, si algún día quería heredar el negocio, tenía que entrenarlo para ello, tal y como se entrenaba diariamente para ser un ninja. Daruu estaba muy acuerdo con ello, y de hecho, le gustaba. Más de una vez, él mismo decía que no sabía si iba a ser ninja toda la vida. Al fin y al cabo, su madre lo dejó. ¿Por qué él no iba a hacerlo? Nadie sabía lo que podía pasar en un futuro.
—Sí, un par de veces o tres. Tranquila, como mucho tienes que temer morirte de aburrimiento por los trigales y pasar un poco de frío en las tierras de la nieve. ¿Habéis traído una capa o algo?
Se ruborizó señalando a la mochila que llevaba en la espalda, con algunos enseres y con la capa de viaje enganchada, de lado a lado, entre el espinazo y la misma mochila. No quería dársela de listo, sólo se preocupaba un poco por ellos. En el norte hacía frío.
Miró a Kori de reojo, y se dijo de forma irónica que tal vez el norte necesitase una capa de viaje para protegerse de él.
—Ayame-san. Al final aprobaste. No sabes cuánto me alegro. Te prometí que esperaría, y bueno, aquí estoy. —Se encogió de hombros, restándole importancia—. Espero que como equipo nuestra colaboración sea agradable y... fructífera para todos.
Daruu inclinó un poco la cabeza, reverenciando a Kori tímidamente.
—¡Mira, ya tenemos los detalles de nuestra primera misión como ninjas! —continuó Ayame, casi restregándole el pergamino por la cara. Daruu puso las palmas de las manos delante de él, protegiéndose del entusiasmo de su compañera.
—Lo sé, lo sé —dijo—. Soy yo el que tiene que recoger las... —Se interrumpió. Tosió sospechosamente—. El ingrediente secreto.
Se rascó la nuca y bajó la mirada, incómodo. «Por qué poco. ¡Mal, Daruu, mal! ¿Qué clase de ninja eres? ¿Qué clase de hijo eres? Nadie puede saberlo todavía.»
—Yukio... Eso está bastante lejos, ¿no? —preguntó Ayame. Kori asintió.
—En el límite con el País de la Tierra. Tenemos por delante más de un día de viaje, así que más os vale estar preparados.
Ayame se removió, nerviosa. Se dirigió entonces a Daruu.
—S... supongo... ¿Tú ya has hecho este viaje, Daruu-san?
Por supuesto, Daruu había viajado varias veces con Kiroe. Según ella, si algún día quería heredar el negocio, tenía que entrenarlo para ello, tal y como se entrenaba diariamente para ser un ninja. Daruu estaba muy acuerdo con ello, y de hecho, le gustaba. Más de una vez, él mismo decía que no sabía si iba a ser ninja toda la vida. Al fin y al cabo, su madre lo dejó. ¿Por qué él no iba a hacerlo? Nadie sabía lo que podía pasar en un futuro.
—Sí, un par de veces o tres. Tranquila, como mucho tienes que temer morirte de aburrimiento por los trigales y pasar un poco de frío en las tierras de la nieve. ¿Habéis traído una capa o algo?
Se ruborizó señalando a la mochila que llevaba en la espalda, con algunos enseres y con la capa de viaje enganchada, de lado a lado, entre el espinazo y la misma mochila. No quería dársela de listo, sólo se preocupaba un poco por ellos. En el norte hacía frío.
Miró a Kori de reojo, y se dijo de forma irónica que tal vez el norte necesitase una capa de viaje para protegerse de él.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)