17/04/2017, 18:14
(Última modificación: 17/04/2017, 18:16 por Uzumaki Eri.)
Los ojos de Eri volaban del Uchiha hasta su kage y viceversa mientras ellos tenían una conversación a parte, la incomodidad venida de la debilidad que sentía Akame sobre sus propias capacidades había hecho que Shiona hablase, hablase con su voz fuerte y segura, haciendo que incluso ella misma se sintiese entre decepcionada por sus pensamientos y más decidida a mejorar como persona una vez había comenzado a hablar.
Ella tenía razón: si ellos hubiesen acertado, a lo mejor Daruu habría muerto, y ellos hubiesen sido los culpables. Tragó saliva mientras miraba de reojo a Akame una última vez, para saber cómo le había sentado el pequeño discurso de la Uzukage; éste se encontraba con el rostro caído, y ella era incapaz de descifrar qué pensaba. La verdad es que ni ella misma sabía que pensar, solo que se sentía demasiado cansada como para pensar en algo.
—Bueno, creo que ya está todo dicho. Akame-kun, Eri-chan. ¡Marchad! Tomáos el resto del día como descanso, y partid sin demora mañana por la mañana.
— Muchas gracias Shiona-sama, cumpliremos con la misión. — La joven se levantó e inclinó su tronco para salir después que Akame del despacho de la Uzukage. Su mente ahora se alejaba hacia el país casi inexistente para ella que tenían que visitar para buscar a Amedama Daruu... Seguramente le tiraría la mitad de la noche para saber qué sitios se alzaban en aquel lugar...
—Eri-san, estoy agotado y necesito un buen baño. Podemos vernos mañana al amanecer frente a las Puertas de la Villa, ¿te parece? Por todos los dioses... ¿Cómo vamos a hacer esto?
— Está bien Akame-san, mañana nos vemos y... Bueno, ideamos algún plan, hoy ambos parecemos demasiado agotados. — Alegó con una pequeña sonrisa, esa pregunta era la que tenían que hacerse aquella noche. —Hasta mañana, Akame-san.
Ella también necesitaba aquel baño, así que con una leve inclinación de cabeza, decidió bajar las escaleras la primera y perderse por las calles de la aldea, pensando y pensando sobre la pequeña gran misión que tenían entre las manos, y en cómo diantres encontrar a un genin de Amegakure entre la lluvia.
Ella tenía razón: si ellos hubiesen acertado, a lo mejor Daruu habría muerto, y ellos hubiesen sido los culpables. Tragó saliva mientras miraba de reojo a Akame una última vez, para saber cómo le había sentado el pequeño discurso de la Uzukage; éste se encontraba con el rostro caído, y ella era incapaz de descifrar qué pensaba. La verdad es que ni ella misma sabía que pensar, solo que se sentía demasiado cansada como para pensar en algo.
—Bueno, creo que ya está todo dicho. Akame-kun, Eri-chan. ¡Marchad! Tomáos el resto del día como descanso, y partid sin demora mañana por la mañana.
— Muchas gracias Shiona-sama, cumpliremos con la misión. — La joven se levantó e inclinó su tronco para salir después que Akame del despacho de la Uzukage. Su mente ahora se alejaba hacia el país casi inexistente para ella que tenían que visitar para buscar a Amedama Daruu... Seguramente le tiraría la mitad de la noche para saber qué sitios se alzaban en aquel lugar...
—Eri-san, estoy agotado y necesito un buen baño. Podemos vernos mañana al amanecer frente a las Puertas de la Villa, ¿te parece? Por todos los dioses... ¿Cómo vamos a hacer esto?
— Está bien Akame-san, mañana nos vemos y... Bueno, ideamos algún plan, hoy ambos parecemos demasiado agotados. — Alegó con una pequeña sonrisa, esa pregunta era la que tenían que hacerse aquella noche. —Hasta mañana, Akame-san.
Ella también necesitaba aquel baño, así que con una leve inclinación de cabeza, decidió bajar las escaleras la primera y perderse por las calles de la aldea, pensando y pensando sobre la pequeña gran misión que tenían entre las manos, y en cómo diantres encontrar a un genin de Amegakure entre la lluvia.
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