18/04/2017, 21:43
(Última modificación: 18/04/2017, 21:44 por Inuzuka Nabi.)
La niña no era precisamente adulta físicamente, por lo que era difícil definirla como hermosa o atractiva, sin embargo, su rostro carecía de imperfecciones. No era algo que se viera a primera vista, aún menos con aquel cuerpecito infantil, pero al fijarse detenidamente no verían una sola pega en su rostro. Su nariz era una nariz, sus cejas eran cejas, etcétera. No era que fuera perfecta, sino que no eran capaces de encontrar los defectos.
Toda esa parafernalia se eclipsaba por la actitud de niña molesta que se traía entre manos. Si hubiera actuado de forma más... melosa, tal vez les hubiera sacado algún que otro sonrojo a pesar de su edad. Sin embargo, esa falsa arrogancia y ese tono de desdén provocaban todo lo contrario.
Humildemente me disculpo por mi falta de modales, no volverá a suceder.
El joven gennin le hizo una reverencia a la vez que soltaba aquellas palabras, como si ella de verdad fuera una princesa a la que debía rendir respetos. La sangre subió deprisa hasta sus mejillas y no pudo evitar echarse levemente hacia atrás de la sorpresa... o de la alegría. Desvió la mirada tan rápido como se dio cuenta de lo que sucedía.
— Te disculpo, pero no te acostumbres, eh. La próxima vez no seré tan benevolente.
Después de respirar profundamente, había recuperado su tono de piel normal. Miró a Keisuke, él la miró y procedió a preguntar cosas sobre la misión.
-Estamos aquí porque necesitamos algunos detalles.-
-¿Nos podrías dar una descripción o una foto del gato que debemos buscar?-
-¿Tienes algún lugar en mente a donde pueda haber ido? Algún lugar que le guste, o algún dato curioso del gato, por cierto. ¿Cómo se llama?-
Volvió a fruncir el ceño. Miro a Mogura y después a Keisuke, sin abrir la boca. Y entonces suspiró.
— Aún tenéis suerte de que os haya atendido yo, si fuera otra persona ya estaríais volviendo a la Arashikage con dos hostias bien dadas. ¿De verdad sois shinobis de ésta villa? Lo voy a hacer bien para que veáis como es ser educado de verdad.
Saltó ante ellos vestida en su kimono azul oscuro lleno de figuritas de gatos que tenía el símbolo de Amegakure en el obi amarillo.
— Nekomaru Kaede, encantada de conoceros. Y como sois un par de maleducados os daré dos opciones. Primera,— levantó el dedo índice de su mano derecha— despierto a mi Oba-san y le explico todo lo que ha sucedido desde que entrasteis en la tienda, o segunda,— levantó el dedo índice de la otra mano únicamente contestaré las preguntas que me hagas tú, que al menos sabes disculparte. — llevó el segundo dedo hasta la cara de Mogura, apuntando hacia él.
No miró a los ojos a Mogura, sino que miraba al suelo, con un cierto rubor en las mejillas al pronunciarse. Se volvió a sentar en el mostrador donde estaba cuando era gato. Se cruzó de brazos y miró a Keisuke con una mirada altanera, haciendo parecer que ignoraba a su compañero, aunque la realidad era que no podía mirarlo sin recordar aquellas palabras y aquella reverencia que la enervaban.
— ¿Qué decís?
Toda esa parafernalia se eclipsaba por la actitud de niña molesta que se traía entre manos. Si hubiera actuado de forma más... melosa, tal vez les hubiera sacado algún que otro sonrojo a pesar de su edad. Sin embargo, esa falsa arrogancia y ese tono de desdén provocaban todo lo contrario.
Humildemente me disculpo por mi falta de modales, no volverá a suceder.
El joven gennin le hizo una reverencia a la vez que soltaba aquellas palabras, como si ella de verdad fuera una princesa a la que debía rendir respetos. La sangre subió deprisa hasta sus mejillas y no pudo evitar echarse levemente hacia atrás de la sorpresa... o de la alegría. Desvió la mirada tan rápido como se dio cuenta de lo que sucedía.
— Te disculpo, pero no te acostumbres, eh. La próxima vez no seré tan benevolente.
Después de respirar profundamente, había recuperado su tono de piel normal. Miró a Keisuke, él la miró y procedió a preguntar cosas sobre la misión.
-Estamos aquí porque necesitamos algunos detalles.-
-¿Nos podrías dar una descripción o una foto del gato que debemos buscar?-
-¿Tienes algún lugar en mente a donde pueda haber ido? Algún lugar que le guste, o algún dato curioso del gato, por cierto. ¿Cómo se llama?-
Volvió a fruncir el ceño. Miro a Mogura y después a Keisuke, sin abrir la boca. Y entonces suspiró.
— Aún tenéis suerte de que os haya atendido yo, si fuera otra persona ya estaríais volviendo a la Arashikage con dos hostias bien dadas. ¿De verdad sois shinobis de ésta villa? Lo voy a hacer bien para que veáis como es ser educado de verdad.
Saltó ante ellos vestida en su kimono azul oscuro lleno de figuritas de gatos que tenía el símbolo de Amegakure en el obi amarillo.
— Nekomaru Kaede, encantada de conoceros. Y como sois un par de maleducados os daré dos opciones. Primera,— levantó el dedo índice de su mano derecha— despierto a mi Oba-san y le explico todo lo que ha sucedido desde que entrasteis en la tienda, o segunda,— levantó el dedo índice de la otra mano únicamente contestaré las preguntas que me hagas tú, que al menos sabes disculparte. — llevó el segundo dedo hasta la cara de Mogura, apuntando hacia él.
No miró a los ojos a Mogura, sino que miraba al suelo, con un cierto rubor en las mejillas al pronunciarse. Se volvió a sentar en el mostrador donde estaba cuando era gato. Se cruzó de brazos y miró a Keisuke con una mirada altanera, haciendo parecer que ignoraba a su compañero, aunque la realidad era que no podía mirarlo sin recordar aquellas palabras y aquella reverencia que la enervaban.
— ¿Qué decís?
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