20/04/2017, 21:48
(Última modificación: 29/07/2017, 02:08 por Amedama Daruu.)
Los tres continuaron la marcha sumidos en un silencio tan denso que fácilmente podría cortarse con el filo de un kunai. Ayame se había sumergido en sus propios pensamientos, se preguntaba una y otra vez a qué se había debido aquel súbito pinchazo en la espalda, qué había sido aquel terrorífico bramido, y de qué chakra blanquecino había hablado Daruu. De vez en cuando le dirigía una discreta mirada de reojo, esperando ver de nuevo los ojos de su compañero rodeados por aquellas extrañas venas que tanto la habían impactado. ¿Aquella era la habilidad de la que le había hablado? ¿El... Pimtukan?
«Dijo que había visto el chakra en mi espalda... Justo donde sentí ese pinchazo. Justo donde...» Un escalofrío sacudió su cuerpo de los pies a la cabeza. ¿Sería mera coincidencia? ¿Cuál era el significado de todo aquello? Kōri no parecía saber nada, así que sentía realmente perdida en aquel dilema suyo.
—Oye, oye, Kōri -sensei... —intervino Daruu de repente—. El viaje a Yukio es de casi un día y medio. ¿Vamos a ir directos hacia allá o pararemos en Shinogi-to para dormir?
Él se lo pensó durante unos instantes antes de responder. Pero al final terminó por asentir.
—Si todo va bien, tardaremos algo menos de medio día en llegar a Shinogi-to. Será un buen momento para descansar.
Ayame se estremeció, nada convencida con la idea. En su mente, nuevamente las imaginaciones sobre aquella tenebrosa ciudad campaban a sus anchas avivando su miedo.
—Además podemos buscar algún tipo de transporte hacia Yukio. Pero, si no lo encontramos, tendremos un día más de camino y tendremos que acampar si no encontramos algún lugar donde hospedarnos por el camino.
—¿Seguro... que es buena idea parar en Shinogi-to? ¿Estaremos bien? —preguntó Ayame, sin poder evitarlo por más tiempo.
«Dijo que había visto el chakra en mi espalda... Justo donde sentí ese pinchazo. Justo donde...» Un escalofrío sacudió su cuerpo de los pies a la cabeza. ¿Sería mera coincidencia? ¿Cuál era el significado de todo aquello? Kōri no parecía saber nada, así que sentía realmente perdida en aquel dilema suyo.
—Oye, oye, Kōri -sensei... —intervino Daruu de repente—. El viaje a Yukio es de casi un día y medio. ¿Vamos a ir directos hacia allá o pararemos en Shinogi-to para dormir?
Él se lo pensó durante unos instantes antes de responder. Pero al final terminó por asentir.
—Si todo va bien, tardaremos algo menos de medio día en llegar a Shinogi-to. Será un buen momento para descansar.
Ayame se estremeció, nada convencida con la idea. En su mente, nuevamente las imaginaciones sobre aquella tenebrosa ciudad campaban a sus anchas avivando su miedo.
—Además podemos buscar algún tipo de transporte hacia Yukio. Pero, si no lo encontramos, tendremos un día más de camino y tendremos que acampar si no encontramos algún lugar donde hospedarnos por el camino.
—¿Seguro... que es buena idea parar en Shinogi-to? ¿Estaremos bien? —preguntó Ayame, sin poder evitarlo por más tiempo.