21/04/2017, 21:18
(Última modificación: 22/04/2017, 00:29 por Amedama Daruu.)
—Por Izanami, hoy he envajecido cinco años. Se lo aseguro.
Shiona sonrió con complicidad y se inclinó hacia adelante. Cogió algo de la mesa. Cuando levantó el brazo y despegó la pajita, Haskoz comprobó que se trataba de otro batido de chocolate, que había estado escondido detrás de la lámpara. La líder del Remolino pegó un sorbo bien grande, y volvió a dejar el brick en la mesa.
—Entonces... ¿Vuelvo a Uzu?
Shiona negó con la cabeza.
—Tú no tienes la culpa de lo que ha pasado, pero primero tenemos que ocuparnos de lo que sea que lleves dentro de ti —explicó—. Me temo que esa parte no ha cambiado, y pese a que voy a intentar por todos mis medios que no te pase nada, no puedo prometerte que vas a salir vivo de esta. Lo siento, Haskoz-kun. Pero tendremos que enfrentarnos a esa cosa.
Suspiró.
—Eso sí, si todo sale bien... Te prometo que volverás a casa. Sobre el tema de los Dojos... No podrás volver a acercarte allí, me temo. Aunque creo que esto es algo que ya has debido deducir, ¿no? Si rompemos el pacto...
»La gracia está en que no lo romperemos. No a sus ojos. Los samurai escucharon nuestra conversación, de modo que dejé muy claro que tu vida estaba en riesgo, ¿entiendes? Les diremos que tu cuerpo no soportó la liberación del sello. Ellos quieren una compensación, desde luego, y la tendrán. Olerá a chamusquina, pero el olfato de un líder está atrofiado cuando no tiene interés en un conflicto internacional, de modo que comerá del plato que le sirvamos.
La Uzukage bebió del batido un poco más, y se levantó.
—Quiero llegar rápido al lugar, de modo que si me disculpas, voy a concentrar toda mi mente en correr. Pero antes...
Shiona se levantó y se acercó a él. Puso una mano con delicadeza en el sello del ojo de Haskoz, e hizo un sello con la otra mano. Acarició suavemente el párpado, y los dedos se envolvieron con una fina capa de chakra de color azul. Haskoz sintió cómo recuperaba la sensibilidad del párpado poco a poco.
—Relájate, Uchiha Haskoz. Te necesito tranquilo y centrado. Sé que será difícil... Pero lo necesito.
El tapón del corcho. Shiona desapareció.
El cráter donde una vez había estado Konoha solía estar desierto. Aquella vez también lo estaba. O lo hubiera estado, de no ser por la presencia para nada poco destacable de Uzumaki Shiona, en el centro de todo. La mujer se agachó y puso la mano en el centro.
«Vamos...»
Shiona apareció de nuevo, esta vez de pie, al lado del otro sofá.
—Es la hora. Ven, acércate —dijo, y extendió la mano hacia Haskoz.
Ahora habían dos personas. Shiona y cierto Uchiha. Él estaba en el centro, tumbado, con brazos y piernas abiertos. Ella dibujaba unos símbolos alrededor de él y sobre su ropa. Líneas con inscripciones que luego convergían en su cuello y lo rodeaban, buscando el sello maldito del genin.
Cuando la pelirroja hubo terminado su tarea, se acercó al genin y formuló un sello con ambas manos.
—Tranquilo, Haskoz-kun. Sólo necesito que cierres los ojos. No dolerá —mintió.
Esperó a que Haskoz cerrase los ojos, y anunció:
—¡¡Kaija Hōin!!
Del cuerpo de Haskoz surgió un estallido que la derribó hacia atrás, el genin pegó un alarido de terror y dolor durante unos segundos, para quedarse dormido después. Una forma hecha de chakra, poderosa, salió despedida de la base de su cuello y aterrizó apenas unos metros más adelante. Shiona se acercó corriendo a su pupilo, y le puso los dedos índice y anular en el cuello, buscando su pulso.
Estaba...
(Offrol: en este momento, hago una tirada con tu resistencia como mínimo valor, y 100 como máximo valor. Si puntúas más de 50, sobrevives. Si no, mueres. El resultado ha sido...)
Su cuerpo maltrecho y lisiado casi no lo contaba. Estaba muy débil, sí, pero vivo. El corazón de Shiona latía casi tres veces más rápido que el genin, pero aún así sonrió enérgicamente y dejó caer un par de lágrimas de felicidad. Shiona posó la palma de su mano en el cuerpo dormido y febril del muchacho y volvió a absorberlo con su técnica.
Se levantó, serenándose, y volviendo a esbozar en el rostro aquellos ojos púrpuras duros como piedras. Colocó la mano frente a sí, con la palma mirando hacia la derecha. Lentamente, alzo el puño derecho y lo puso junto a la palma de la mano levantada. Un brillo azulado reveló como Shiona sustraía, poco a poco, un ninjato de dicha mano.
Apuntó a la forma de chakra que se había liberado, que ahora tomaba forma corpórea poco a poco.
—Ahora... enfréntate a mí, criminal.
Jadeaba. Sudaba. Había gastado mucho chakra, y no podía regenerar más. Luchar mientras protegía al crío iba a ser difícil... Pero tendría que hacerlo.
Y tenía que ganar.
Shiona sonrió con complicidad y se inclinó hacia adelante. Cogió algo de la mesa. Cuando levantó el brazo y despegó la pajita, Haskoz comprobó que se trataba de otro batido de chocolate, que había estado escondido detrás de la lámpara. La líder del Remolino pegó un sorbo bien grande, y volvió a dejar el brick en la mesa.
—Entonces... ¿Vuelvo a Uzu?
Shiona negó con la cabeza.
—Tú no tienes la culpa de lo que ha pasado, pero primero tenemos que ocuparnos de lo que sea que lleves dentro de ti —explicó—. Me temo que esa parte no ha cambiado, y pese a que voy a intentar por todos mis medios que no te pase nada, no puedo prometerte que vas a salir vivo de esta. Lo siento, Haskoz-kun. Pero tendremos que enfrentarnos a esa cosa.
Suspiró.
—Eso sí, si todo sale bien... Te prometo que volverás a casa. Sobre el tema de los Dojos... No podrás volver a acercarte allí, me temo. Aunque creo que esto es algo que ya has debido deducir, ¿no? Si rompemos el pacto...
»La gracia está en que no lo romperemos. No a sus ojos. Los samurai escucharon nuestra conversación, de modo que dejé muy claro que tu vida estaba en riesgo, ¿entiendes? Les diremos que tu cuerpo no soportó la liberación del sello. Ellos quieren una compensación, desde luego, y la tendrán. Olerá a chamusquina, pero el olfato de un líder está atrofiado cuando no tiene interés en un conflicto internacional, de modo que comerá del plato que le sirvamos.
La Uzukage bebió del batido un poco más, y se levantó.
—Quiero llegar rápido al lugar, de modo que si me disculpas, voy a concentrar toda mi mente en correr. Pero antes...
Shiona se levantó y se acercó a él. Puso una mano con delicadeza en el sello del ojo de Haskoz, e hizo un sello con la otra mano. Acarició suavemente el párpado, y los dedos se envolvieron con una fina capa de chakra de color azul. Haskoz sintió cómo recuperaba la sensibilidad del párpado poco a poco.
—Relájate, Uchiha Haskoz. Te necesito tranquilo y centrado. Sé que será difícil... Pero lo necesito.
El tapón del corcho. Shiona desapareció.
···
El cráter donde una vez había estado Konoha solía estar desierto. Aquella vez también lo estaba. O lo hubiera estado, de no ser por la presencia para nada poco destacable de Uzumaki Shiona, en el centro de todo. La mujer se agachó y puso la mano en el centro.
«Vamos...»
···
Shiona apareció de nuevo, esta vez de pie, al lado del otro sofá.
—Es la hora. Ven, acércate —dijo, y extendió la mano hacia Haskoz.
···
Ahora habían dos personas. Shiona y cierto Uchiha. Él estaba en el centro, tumbado, con brazos y piernas abiertos. Ella dibujaba unos símbolos alrededor de él y sobre su ropa. Líneas con inscripciones que luego convergían en su cuello y lo rodeaban, buscando el sello maldito del genin.
Cuando la pelirroja hubo terminado su tarea, se acercó al genin y formuló un sello con ambas manos.
—Tranquilo, Haskoz-kun. Sólo necesito que cierres los ojos. No dolerá —mintió.
Esperó a que Haskoz cerrase los ojos, y anunció:
—¡¡Kaija Hōin!!
Del cuerpo de Haskoz surgió un estallido que la derribó hacia atrás, el genin pegó un alarido de terror y dolor durante unos segundos, para quedarse dormido después. Una forma hecha de chakra, poderosa, salió despedida de la base de su cuello y aterrizó apenas unos metros más adelante. Shiona se acercó corriendo a su pupilo, y le puso los dedos índice y anular en el cuello, buscando su pulso.
Estaba...
(Offrol: en este momento, hago una tirada con tu resistencia como mínimo valor, y 100 como máximo valor. Si puntúas más de 50, sobrevives. Si no, mueres. El resultado ha sido...)
![[Imagen: 2O4IHol.png]](http://i.imgur.com/2O4IHol.png)
Su cuerpo maltrecho y lisiado casi no lo contaba. Estaba muy débil, sí, pero vivo. El corazón de Shiona latía casi tres veces más rápido que el genin, pero aún así sonrió enérgicamente y dejó caer un par de lágrimas de felicidad. Shiona posó la palma de su mano en el cuerpo dormido y febril del muchacho y volvió a absorberlo con su técnica.
Se levantó, serenándose, y volviendo a esbozar en el rostro aquellos ojos púrpuras duros como piedras. Colocó la mano frente a sí, con la palma mirando hacia la derecha. Lentamente, alzo el puño derecho y lo puso junto a la palma de la mano levantada. Un brillo azulado reveló como Shiona sustraía, poco a poco, un ninjato de dicha mano.
Apuntó a la forma de chakra que se había liberado, que ahora tomaba forma corpórea poco a poco.
—Ahora... enfréntate a mí, criminal.
Jadeaba. Sudaba. Había gastado mucho chakra, y no podía regenerar más. Luchar mientras protegía al crío iba a ser difícil... Pero tendría que hacerlo.
Y tenía que ganar.
Shiona, Sandaime Uzukage
–
– (regen. impedida)
- 10 Fuuma Shuriken (sellados en los mitones, cinco en cada brazo)
- 2 Ninjato (uno sellado en la palma derecha, otro empuñado)
- 50 Shuriken (sellados a lo largo de cada uno de los 10 dedos de las manos)
- 6 paquetes de hilo (sellados en los mitones, en el dorso de las manos, 3 en cada una)
- 1 pergamino grande con el agua equivalente a un pequeño mar sellado en el estómago (100 PV de daño impacto directo, otros usos)
- 1 pergamino grande con una gran cantidad de lava volcánica sellado en la espalda (200 PV de daño)
- 2 pergaminos medianos con relámpagos sellados en cada uno de los muslos (50 PV de daño por impacto directo)
1 AO
450/450
270/420
- 10 Fuuma Shuriken (sellados en los mitones, cinco en cada brazo)
- 2 Ninjato (uno sellado en la palma derecha, otro empuñado)
- 50 Shuriken (sellados a lo largo de cada uno de los 10 dedos de las manos)
- 6 paquetes de hilo (sellados en los mitones, en el dorso de las manos, 3 en cada una)
- 1 pergamino grande con el agua equivalente a un pequeño mar sellado en el estómago (100 PV de daño impacto directo, otros usos)
- 1 pergamino grande con una gran cantidad de lava volcánica sellado en la espalda (200 PV de daño)
- 2 pergaminos medianos con relámpagos sellados en cada uno de los muslos (50 PV de daño por impacto directo)
1 AO