24/04/2017, 17:32
Kagetsuna prefirió cerrar la boca ante el regaño, aunque empezaba a resultarle fastidioso que le ocultaran cosas y luego le diesen giros inesperados al asunto. Se sentía usado y no le agradaba en nada eso, en especial porque consideraba que era un asunto demasiado trivial y banal para que se tomaran semejantes molestias a la hora de hacerlo. Después de todo, era saber ni que cosa encargada por un viejo usurero. Si bien no iba a hablar al respecto, no se tomó la molestia de esconder su cara de descontento. Ya tenía suficiente para volver a amargarse la vida.
"Qué mierda..."
Para su suerte no había tenido muchas expectativas desde el inicio como para decir que le habían matado la ilusión. Aunque si cabía decir que la forma en la que los trataba el sensei se le hacía pesada, lo suficiente para que empezara a dejar de caerle tan bien cómo al inicio.
—Ahh, va.— Contestó desganado, tampoco le hacía gracia el tener que desvelarse.
Se cruzó de brazos y siguió con su mala cara sentado en el sofá. Lo último que le faltaba: pasar la noche en vela. Él solía ser un poco dormilón y le tocaba mucho los huevos el que lo obligasen a mantener la vigilia, más para vigilar un estúpido objeto. Ya podía ir imaginando la escena de él y Kaido con sus caras planas hablando de su fastidio al mundo. Podría quejarse, sí. Pero estaba conciente de que él no tenía ni voz ni voto en ese asunto, así que ahorraría saliva y se tragaría su opinión con sal y limón.
"Qué mierda..."
Para su suerte no había tenido muchas expectativas desde el inicio como para decir que le habían matado la ilusión. Aunque si cabía decir que la forma en la que los trataba el sensei se le hacía pesada, lo suficiente para que empezara a dejar de caerle tan bien cómo al inicio.
—Ahh, va.— Contestó desganado, tampoco le hacía gracia el tener que desvelarse.
Se cruzó de brazos y siguió con su mala cara sentado en el sofá. Lo último que le faltaba: pasar la noche en vela. Él solía ser un poco dormilón y le tocaba mucho los huevos el que lo obligasen a mantener la vigilia, más para vigilar un estúpido objeto. Ya podía ir imaginando la escena de él y Kaido con sus caras planas hablando de su fastidio al mundo. Podría quejarse, sí. Pero estaba conciente de que él no tenía ni voz ni voto en ese asunto, así que ahorraría saliva y se tragaría su opinión con sal y limón.