28/04/2017, 07:49
La maniobra funcionó a la perfección, o así habría querido creerlo él.
No obstante, los esfuerzos de los dos genin habrían valido para que el desconocido se viera reducido hasta el suelo, víctima del desconocimiento acerca de la presencia de terceros. Además, ahora que los jóvenes shinobi tenían campo visual sobre quien hasta entonces se antojaba una clara amenaza, podrían observar que la hazaña reciente no era realmente una hazaña, ni mucho menos.
Pues quien yacía en el suelo no era más que un jovenzuelo, flacuchento y visiblemente escuálido. Luchando con su alma por salir del agarre de aquellos insensatos. Mas no lo logró.
—¿Quién eres? —expresó el peliblanco, adelantándose a la lengua del escualo. El tiburón, no obstante permaneció con ceño fruncido y con puño en ristre, listo para noquear a quien tuviera que noquear—. ¿Qué haces aquí?
Y sin embargo...
—¿Kaido?
—Mierda, Hashu; nos has pegado un buen susto.
Toda la furia contenida del gyojin se apagó cuando comprobó de quién se trataba. Sí, era evidente que le conocía; o de lo contrario no hubiese hecho lo propio para soltar su fuerte agarre y dejar caer su trasero en el concreto. Suspiró un par de veces, y movió las manos ya despreocupado para que Riko bajase su guardia e hiciera lo propio también.
—Perdón, perdón... creí verte entrar aquí, pero no estaba del todo seguro. Tenía que comprobar primero antes de decir nada. ¿Y éste quién es?
Kaido miró a Riko. Él tenía lengua, ¿no?
Que se presentase por su cuenta, entonces.
No obstante, los esfuerzos de los dos genin habrían valido para que el desconocido se viera reducido hasta el suelo, víctima del desconocimiento acerca de la presencia de terceros. Además, ahora que los jóvenes shinobi tenían campo visual sobre quien hasta entonces se antojaba una clara amenaza, podrían observar que la hazaña reciente no era realmente una hazaña, ni mucho menos.
Pues quien yacía en el suelo no era más que un jovenzuelo, flacuchento y visiblemente escuálido. Luchando con su alma por salir del agarre de aquellos insensatos. Mas no lo logró.
—¿Quién eres? —expresó el peliblanco, adelantándose a la lengua del escualo. El tiburón, no obstante permaneció con ceño fruncido y con puño en ristre, listo para noquear a quien tuviera que noquear—. ¿Qué haces aquí?
Y sin embargo...
—¿Kaido?
—Mierda, Hashu; nos has pegado un buen susto.
Toda la furia contenida del gyojin se apagó cuando comprobó de quién se trataba. Sí, era evidente que le conocía; o de lo contrario no hubiese hecho lo propio para soltar su fuerte agarre y dejar caer su trasero en el concreto. Suspiró un par de veces, y movió las manos ya despreocupado para que Riko bajase su guardia e hiciera lo propio también.
—Perdón, perdón... creí verte entrar aquí, pero no estaba del todo seguro. Tenía que comprobar primero antes de decir nada. ¿Y éste quién es?
Kaido miró a Riko. Él tenía lengua, ¿no?
Que se presentase por su cuenta, entonces.