21/06/2015, 11:30
A pesar de lo que dijeran, las palabras tenían un gran efecto sobre las personas, y podían incluso hacer daño a estas, aunque no fuese físicamente.
Este es un perfecto ejemplo de lo que pueden hacer.
En cuanto Ayame escuchó los desviaros de la anciana, explotó. Se puso a gritar y a bajar rápidamente. En realidad, ninguno de los que estaban reundos, parecio sorprenderse en exceso. El muchacho gelido, que parecía ser el que había llamado por Kori, giró su cabeza, al igual que la mujer y su hermana. Esta tenía el ceño fruncido, y observó a Ayame durante unos segundos, sin decir nada. Aunque paso de ella rápidamente, para posar sus ojos en él. Casi intimidado, bajo segundos más tarde, sin mucho más remedio.
— Cierto querida — la anciana no pareció inmutarse ante la presencia de Ayame — mi memoria ya no es lo que era.
La anciana soltó una carcajada, aunque a Juro, y muy seguramente a Ayame, no les hizo ninguna gracia. Una figura emergería de los arbustos, una muchacha rubia con ropas negras empapadas. A la anciana no se le escapó el detalle.
— Si me disculpáis, se la hora de que me vaya — comentó, con una pequeña reverencia, mientras se desplazaba hacia el lugar de donde había salido su hija.
Lo siguiente que vería después de sus pasos, es como movía el bastón, en dirección a la cabeza de su hija, y un pequeño grito, seguramente de dolor. Después, como si nada, la dirigió en dirección contraria al valle del fin, y siguieron caminando. Se quedó mirando por unos momentos las dos siluetas marchándose, tenía una mezcla de emociones en él.
Pero no pudo mirarlo por mucho tiempo. Su hermana emergió rápidamente a su lado, mientra le agarraba disimuladamente del brazo, casi con tanta fuerza que estuvo apunto de gritar.
— ¿Donde has estado? — su pregunta parecía dulce e inocente, casi con preocupación, pero el mismo sabía que esta enfadada. Mucho — Te dije que no te movieras....
— Eh...Yo...Hubo...complicaciones — musitó, casi intimidado por su presencia.
Tan rapido lo agarró como lo soltó, manteniendo la compostura, como si nada estuviera pasando. Seguramente achacado a que había más gente presente.
— Ya hablaremos luego....
Este es un perfecto ejemplo de lo que pueden hacer.
En cuanto Ayame escuchó los desviaros de la anciana, explotó. Se puso a gritar y a bajar rápidamente. En realidad, ninguno de los que estaban reundos, parecio sorprenderse en exceso. El muchacho gelido, que parecía ser el que había llamado por Kori, giró su cabeza, al igual que la mujer y su hermana. Esta tenía el ceño fruncido, y observó a Ayame durante unos segundos, sin decir nada. Aunque paso de ella rápidamente, para posar sus ojos en él. Casi intimidado, bajo segundos más tarde, sin mucho más remedio.
— Cierto querida — la anciana no pareció inmutarse ante la presencia de Ayame — mi memoria ya no es lo que era.
La anciana soltó una carcajada, aunque a Juro, y muy seguramente a Ayame, no les hizo ninguna gracia. Una figura emergería de los arbustos, una muchacha rubia con ropas negras empapadas. A la anciana no se le escapó el detalle.
— Si me disculpáis, se la hora de que me vaya — comentó, con una pequeña reverencia, mientras se desplazaba hacia el lugar de donde había salido su hija.
Lo siguiente que vería después de sus pasos, es como movía el bastón, en dirección a la cabeza de su hija, y un pequeño grito, seguramente de dolor. Después, como si nada, la dirigió en dirección contraria al valle del fin, y siguieron caminando. Se quedó mirando por unos momentos las dos siluetas marchándose, tenía una mezcla de emociones en él.
Pero no pudo mirarlo por mucho tiempo. Su hermana emergió rápidamente a su lado, mientra le agarraba disimuladamente del brazo, casi con tanta fuerza que estuvo apunto de gritar.
— ¿Donde has estado? — su pregunta parecía dulce e inocente, casi con preocupación, pero el mismo sabía que esta enfadada. Mucho — Te dije que no te movieras....
— Eh...Yo...Hubo...complicaciones — musitó, casi intimidado por su presencia.
Tan rapido lo agarró como lo soltó, manteniendo la compostura, como si nada estuviera pasando. Seguramente achacado a que había más gente presente.
— Ya hablaremos luego....
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60