30/04/2017, 18:20
—Ah… —Fue lo único que atinó a responder ante aquella explicación en relación a las termas.
Tampoco era que le molestase que la acompañaran a unas termas, más considerando que se trataba de otra mujer y tenía infinidad de dudas de que esta misma fuese lesbiana o similar así que no había problemas. ~¿O tal vez sí? Puede que la mayoría de mujeres lo sean en Amegakure y por eso el otro me vino a pedir matrimonio a mí… O estoy delirando. ~Pensaba Ritsuko esperando pacientemente para cerrar la puerta y cuando menos se lo esperó, una tercera voz se hizo presente logrando que la kunoichi diese un pequeño salto por el susto que se llevó y eso que no le habían gritado ni nada.
De cualquier manera, la de Amegakure se le estaba adelantando en absolutamente todo momento y ya tenían todas las benditas dudas resueltas, ya solo les quedaba pagar para meterse a las termas y pasar el rato allí adentro.
—Deja que yo pague. —Se apresuró a decir la de Kusa mientras se acercaba al mostrador.
Principalmente lo quiso hacer como un agradecimiento especial a la contraria que le había ayudado a encontrar unas termas unisex. Y pagar eso era lo mínimo que podía hacer por ella más allá de que la de cabello corto seguramente podría pagar ese monto sin problemas adicionales.
Con todo ya pagado, ya solo les restaba ir a los vestidores y de ahí al agua.
—Vamos Aiko. —Indicó la menor dirigiendo la marcha.
Tampoco era que le molestase que la acompañaran a unas termas, más considerando que se trataba de otra mujer y tenía infinidad de dudas de que esta misma fuese lesbiana o similar así que no había problemas. ~¿O tal vez sí? Puede que la mayoría de mujeres lo sean en Amegakure y por eso el otro me vino a pedir matrimonio a mí… O estoy delirando. ~Pensaba Ritsuko esperando pacientemente para cerrar la puerta y cuando menos se lo esperó, una tercera voz se hizo presente logrando que la kunoichi diese un pequeño salto por el susto que se llevó y eso que no le habían gritado ni nada.
De cualquier manera, la de Amegakure se le estaba adelantando en absolutamente todo momento y ya tenían todas las benditas dudas resueltas, ya solo les quedaba pagar para meterse a las termas y pasar el rato allí adentro.
—Deja que yo pague. —Se apresuró a decir la de Kusa mientras se acercaba al mostrador.
Principalmente lo quiso hacer como un agradecimiento especial a la contraria que le había ayudado a encontrar unas termas unisex. Y pagar eso era lo mínimo que podía hacer por ella más allá de que la de cabello corto seguramente podría pagar ese monto sin problemas adicionales.
Con todo ya pagado, ya solo les restaba ir a los vestidores y de ahí al agua.
—Vamos Aiko. —Indicó la menor dirigiendo la marcha.