2/05/2017, 06:11
La menor en edad no parecía tener prisas por desvelar su cuerpo, cosa que claramente se vio cuando Aiko ya había terminado de taparse con la toalla y ésta primera aún empezaba a desvestirse apenas. Quizás era un poco vergonzosa, pero tampoco podía sentenciarla por eso. Indiferente, la de Ame terminó sus labores, tomó las llaves tras cerrar la taquilla, y acudió hacia la puerta corredera cerveza en mano. A camino de ésta, la otra chica bromeó con que no la sacaría del onsen si ésta se embriagaba. Aiko rió, ciertamente esa era una situación digna a tener en cuenta.
—Jajajaja... Puedes estar tranquila, la cerveza no me afecta apenas, estoy acostumbrada a beberla. —Aclaró.
Al llegar a la puerta corredera, recolocó ambas botellas en el brazo derecho, y con la libre desplazó ésta un poco, lo suficiente como para pasar sin dejar a la vista a la otra chica demasiado. Sin embargo, ahí no había ningún onsen, tan solo un pasillo no demasiado largo que desembocaba en otra puerta de la misma índole. Por el mismo pasillo, la alfombra verde no cesaba, llegando hasta el extremo de nuevo.
«Lógico... así nadie ve el interior del cambiador...»
Cerró la puerta tras de sí, eso sí, antes se tomó la molestia de avisar a su compañera. —Te espero en la terma, no tardes.
Ante todo, quería respetar su decisión de desvestirse tan lento, total, tenía todo el tiempo del mundo ciertamente. Sin mas, continuó su trayecto hasta llegar a la segunda puerta corredera. El vapor de agua llegaba a pasar levemente por debajo de ésta, dando clara referencia a lo que esperaba tras de ella. Sin preámbulos, la pelirroja desplazó también ésta puerta, llegando consigo a las termas.
Frente a la genin, había un total de 3 caminos, que desembocaban en 3 termas distintas. Los caminos estaban recubiertos por la susodicha alfombra verde, y quedaban a 3 alturas diferentes. El paseo estaba cubierto en numerosas zonas por vegetación natural, así como una que no tan natural. El recinto estaba vallado con enormes rocas, imposibilitando la visión desde el exterior, y al fondo, tras el onsen mas alto, caía agua a modo de cascada desde la roca de mayor tamaño. El agua de los 3 onsens quedaba comunicada por un reguero conformado por un leve camino hecho a propósito, y estaban forjados por rocas de pequeño tamaño. Por la mayor parte del suelo había césped, que daba un tono verde y natural al sitio de lo mas confortable. En el mas alto habían varias señoras mayores, un total de cinco, que parecían disfrutar del baño. En el mas bajo un par de mujeres, que igualmente parecían disfrutar de la relajación, pero que mantenían una conversación, claramente era visible.
Ni corta ni perezosa, la pelirroja avanzó hacia el onsen de media altura, y siguiendo el camino no tardaría en ello. Al llegar, dejaría la toalla a un lado, y se deslizaría por el borde de la terma hasta topar con el fondo. Obviamente, después de posicionar estrategicamente cerca las botellas de cerveza.
Al ver a la otra pelirroja, alzaría la mano, en señal de donde se encontraba.
—Jajajaja... Puedes estar tranquila, la cerveza no me afecta apenas, estoy acostumbrada a beberla. —Aclaró.
Al llegar a la puerta corredera, recolocó ambas botellas en el brazo derecho, y con la libre desplazó ésta un poco, lo suficiente como para pasar sin dejar a la vista a la otra chica demasiado. Sin embargo, ahí no había ningún onsen, tan solo un pasillo no demasiado largo que desembocaba en otra puerta de la misma índole. Por el mismo pasillo, la alfombra verde no cesaba, llegando hasta el extremo de nuevo.
«Lógico... así nadie ve el interior del cambiador...»
Cerró la puerta tras de sí, eso sí, antes se tomó la molestia de avisar a su compañera. —Te espero en la terma, no tardes.
Ante todo, quería respetar su decisión de desvestirse tan lento, total, tenía todo el tiempo del mundo ciertamente. Sin mas, continuó su trayecto hasta llegar a la segunda puerta corredera. El vapor de agua llegaba a pasar levemente por debajo de ésta, dando clara referencia a lo que esperaba tras de ella. Sin preámbulos, la pelirroja desplazó también ésta puerta, llegando consigo a las termas.
Frente a la genin, había un total de 3 caminos, que desembocaban en 3 termas distintas. Los caminos estaban recubiertos por la susodicha alfombra verde, y quedaban a 3 alturas diferentes. El paseo estaba cubierto en numerosas zonas por vegetación natural, así como una que no tan natural. El recinto estaba vallado con enormes rocas, imposibilitando la visión desde el exterior, y al fondo, tras el onsen mas alto, caía agua a modo de cascada desde la roca de mayor tamaño. El agua de los 3 onsens quedaba comunicada por un reguero conformado por un leve camino hecho a propósito, y estaban forjados por rocas de pequeño tamaño. Por la mayor parte del suelo había césped, que daba un tono verde y natural al sitio de lo mas confortable. En el mas alto habían varias señoras mayores, un total de cinco, que parecían disfrutar del baño. En el mas bajo un par de mujeres, que igualmente parecían disfrutar de la relajación, pero que mantenían una conversación, claramente era visible.
Ni corta ni perezosa, la pelirroja avanzó hacia el onsen de media altura, y siguiendo el camino no tardaría en ello. Al llegar, dejaría la toalla a un lado, y se deslizaría por el borde de la terma hasta topar con el fondo. Obviamente, después de posicionar estrategicamente cerca las botellas de cerveza.
Al ver a la otra pelirroja, alzaría la mano, en señal de donde se encontraba.