3/05/2017, 21:35
Riko no lo explicó, sino que decidió hacer una pequeña demostración.
Frente a él, realizó la posición de manos pertinente para ejecutar la técnica, y obligó a que a su lado naciera un clon suyo. Entre gotas de agua, la viva imagen del uzureño se moldeó a tal punto de haberse convertido en una réplica exacta de su ejecutor, tal y como era de esperarse, claro.
Kaido sintió una leve punzada en el costado de su abdomen. Y es que, viendo que su interlocutor era capaz de dominar una técnica a la que él aún no había llegado siquiera a entrenar, le hizo sentir envidia. Miró de mala gana al peliblanco, y por un momento pensó en tomarlo de los hombros y arrojarlo hacia los esbirros de Kabutomushi, con el fin de convertirlo en la más ínfima aunque necesaria carne de cañón.
Pero aquello podría traerle muchos problemas. Así que lo descartó de inmediato, sacudiendo la cabeza y dirigiendo su mirada hasta el terreno en donde los cuatro tipos comenzaban a moverse, turnándose los flancos y tronándose los huesos.
—Bien. Hagamos ésto: dejemos que tu clon interactue con ellos a ver cómo reaccionan. No sé que tan lejos puede ir la réplica antes de que te veas en la necesidad de disiparla, pero si logras convencerlos de que te sigan a una distancia prudente de la entrada, ya será una victoria para nosotros —el tiburón abrió su bolso de utensilios y retiró de su interior un par de kunai. Le entregó uno a Hoshu, y el segundo se lo quedó él, fuertemente empuñado en su mano izquierda—. si al menos uno de ellos se aleja, atacamos. Tú, Hoshu, encárgate de uno de los grandes. Sé que eres ágil, no creo que puedan pillarte tan fácil. Riko y yo vamos a por el resto, mientras su clon se ocupa del cuarto.
El escualo tomó un profundo respingo, y comenzó a moverse a cuestas hacia una de las escaleras.
—Yo doy la orden. Mientras, pon a tu Riko de agua a trabajar. Vamos.
Frente a él, realizó la posición de manos pertinente para ejecutar la técnica, y obligó a que a su lado naciera un clon suyo. Entre gotas de agua, la viva imagen del uzureño se moldeó a tal punto de haberse convertido en una réplica exacta de su ejecutor, tal y como era de esperarse, claro.
Kaido sintió una leve punzada en el costado de su abdomen. Y es que, viendo que su interlocutor era capaz de dominar una técnica a la que él aún no había llegado siquiera a entrenar, le hizo sentir envidia. Miró de mala gana al peliblanco, y por un momento pensó en tomarlo de los hombros y arrojarlo hacia los esbirros de Kabutomushi, con el fin de convertirlo en la más ínfima aunque necesaria carne de cañón.
Pero aquello podría traerle muchos problemas. Así que lo descartó de inmediato, sacudiendo la cabeza y dirigiendo su mirada hasta el terreno en donde los cuatro tipos comenzaban a moverse, turnándose los flancos y tronándose los huesos.
—Bien. Hagamos ésto: dejemos que tu clon interactue con ellos a ver cómo reaccionan. No sé que tan lejos puede ir la réplica antes de que te veas en la necesidad de disiparla, pero si logras convencerlos de que te sigan a una distancia prudente de la entrada, ya será una victoria para nosotros —el tiburón abrió su bolso de utensilios y retiró de su interior un par de kunai. Le entregó uno a Hoshu, y el segundo se lo quedó él, fuertemente empuñado en su mano izquierda—. si al menos uno de ellos se aleja, atacamos. Tú, Hoshu, encárgate de uno de los grandes. Sé que eres ágil, no creo que puedan pillarte tan fácil. Riko y yo vamos a por el resto, mientras su clon se ocupa del cuarto.
El escualo tomó un profundo respingo, y comenzó a moverse a cuestas hacia una de las escaleras.
—Yo doy la orden. Mientras, pon a tu Riko de agua a trabajar. Vamos.