22/06/2015, 00:10
Como un corderillo desvalido balando en busca de su madre en mitad de un atestado rebaño de ovejas todas idénticas. Así era como se sentía en aquel momento.
Taikarune era una discreta ciudad del País del Fuego construida en la misma costa. Las múltiples casitas de madera se dispersaban por la ladera de un colosal arco de roca que saltaba por encima de las olas y formaba un escarpado risco de dudosa seguridad. Pese a todo, Taikarune era una ciudad turística famosa en el mundo entero por el museo de armamento que coronaba el precipicio. Y precisamente Ayame había acudido con su padre y su hermano a visitarlo. Sin embargo, aquella fama de la que disfrutaba la ciudad se traducía también en la cantidad de personas que iban a visitarla. Y al final, entre el gentío, el tumulto y los seductores puestos que trataban de engatusar a posibles compradores, la muchacha terminó separándose de su familia y extraviándose en una ciudad que no conocía.
—¡¡¡PAPÁ!!! ¡¡¡HERMANO!!! —gritaba una y otra vez. Pero de poco le servía, pues la multitud ahogaba su débil voz y resultaba imposible oírla a más de unos pocos metros—. Joooo, ¿dónde estoy...? Ya he pasado por este puesto antes...
Quizás debería ir al museo directamente. Quizás su familia, al reparar en su desaparición, pensara que el lugar más probable al que se dirigiera sería precisamente ese... ¿Pero debía hacerlo?
Ayame alzó la mirada hacia lo alto del risco, y se horrorizó al comprobar que aún debía faltarle un buen trecho.
Off: Bien, pues con vuestro permiso, me cuelo Imagino que con la intromisión, los turnos quedan al final: Zukamane, Ayame, Yota.
Taikarune era una discreta ciudad del País del Fuego construida en la misma costa. Las múltiples casitas de madera se dispersaban por la ladera de un colosal arco de roca que saltaba por encima de las olas y formaba un escarpado risco de dudosa seguridad. Pese a todo, Taikarune era una ciudad turística famosa en el mundo entero por el museo de armamento que coronaba el precipicio. Y precisamente Ayame había acudido con su padre y su hermano a visitarlo. Sin embargo, aquella fama de la que disfrutaba la ciudad se traducía también en la cantidad de personas que iban a visitarla. Y al final, entre el gentío, el tumulto y los seductores puestos que trataban de engatusar a posibles compradores, la muchacha terminó separándose de su familia y extraviándose en una ciudad que no conocía.
—¡¡¡PAPÁ!!! ¡¡¡HERMANO!!! —gritaba una y otra vez. Pero de poco le servía, pues la multitud ahogaba su débil voz y resultaba imposible oírla a más de unos pocos metros—. Joooo, ¿dónde estoy...? Ya he pasado por este puesto antes...
Quizás debería ir al museo directamente. Quizás su familia, al reparar en su desaparición, pensara que el lugar más probable al que se dirigiera sería precisamente ese... ¿Pero debía hacerlo?
Ayame alzó la mirada hacia lo alto del risco, y se horrorizó al comprobar que aún debía faltarle un buen trecho.
Off: Bien, pues con vuestro permiso, me cuelo Imagino que con la intromisión, los turnos quedan al final: Zukamane, Ayame, Yota.