4/05/2017, 23:13
De casualidad, advirtió el peliblanco. Mirogu-san sonrió, grácil y divertido, y entrecerró los ojos, observando al más reciente conocido.
—Las casualidades no existen, Riko. Si estás aquí, es porque el destino así lo quiso. Y como el destino es caprichoso, y yo también...
—Oh, por favor. Lo que el destino quiere ahora mismo es que dejes de decir tantas sandeces y me digas donde está Yarou-dono. Y de cómo nos vas a sacar de aquí, además. Yo quiero volver a mi aldea, y supongo que Riko también. Así que por favor, iluminanos.
—Pues, antes de poder llevaros a salvo hasta la salida de la ciudad, me temo que primero debemos lidiar con el líder de quienes nos atacaron. Y viendo que Yarou se ha ofrecido a ayudarnos, parece que tendrás que esperar un poco para poder iros. Lo siento, Kaido.
—Y qué es lo que piensa hacer, jefe. Ls Kabutomushi han demostrado ser intratables, simplemente lo quieren todo. Su mercancía, sus clientes.
—Pienso darles algo que no podrán rechazar.
Miró a los dos jóvenes genin, con brillo en los ojos. Quizás, por las bandanas que reposaban en ellos.
—Las casualidades no existen, Riko. Si estás aquí, es porque el destino así lo quiso. Y como el destino es caprichoso, y yo también...
—Oh, por favor. Lo que el destino quiere ahora mismo es que dejes de decir tantas sandeces y me digas donde está Yarou-dono. Y de cómo nos vas a sacar de aquí, además. Yo quiero volver a mi aldea, y supongo que Riko también. Así que por favor, iluminanos.
—Pues, antes de poder llevaros a salvo hasta la salida de la ciudad, me temo que primero debemos lidiar con el líder de quienes nos atacaron. Y viendo que Yarou se ha ofrecido a ayudarnos, parece que tendrás que esperar un poco para poder iros. Lo siento, Kaido.
—Y qué es lo que piensa hacer, jefe. Ls Kabutomushi han demostrado ser intratables, simplemente lo quieren todo. Su mercancía, sus clientes.
—Pienso darles algo que no podrán rechazar.
Miró a los dos jóvenes genin, con brillo en los ojos. Quizás, por las bandanas que reposaban en ellos.