22/06/2015, 13:20
Aprovechando que mis padres habían decidido largarse a saber donde y que no iban a volver en un tiempo, decidí aprovechar para viajar yo también. Tenia la necesidad de ver mundo mas allá de la aldea de la lluvia. Tampoco me fui muy lejos, vaya, solo me acerque a la ciudad de Shinogi-to. Vale que no tenia muy buena fama, y se decía que estaba llena de mafiosos y delincuentes, y que el señor feudal de las tormentas era quien manejaba todo.
Pero para alguien como yo, era bastante sencillo pasar desapercibido por las calles de la ciudad. Podía transformarme en gato, en perro, incluso en rata. De hecho, la mejor opción hubiese sido transformarme en rata y enseñarle ninjutsu a un grupo de tortugas, sin embargo preferí usar la forma de un gato. Aunque evidentemente había llegado a la ciudad volando. Era la forma mas rápida, cómoda y divertida de viajar.
Básicamente la ciudad era un lugar un tanto oscuro y amenazante en cada una de sus calles, y no solo por la constante lluvia que no dejaba ver el sol. En general las casas y edifico del lugar mantenían una especia de aspecto medieval, ya que estaba todo construido con piedra, sin embargo había luces de neon y otros tipos de tecnología a la vista, haciendo el contraste. Y pese a todo, las calles de la ciudad estaban a rebosar.
Llegada la tarde noche ya me había recorrido casi toda la ciudad, o al menos no mostraba interés por nada mas, el sitio en si era bastante aburrido. Tenia que encontrar algún gennin de amegakure como yo o algunos chavales de mi edad de por allí para asustarlos, o al menos para molestarlos. Era eso o largarme del lugar, por que mi interés por la ciudad en si había disminuido por debajo de cero.
Subí al tejado de una de las casas de por allí. Las alturas era y sera siempre el mejor lugar para encontrar algo que se busca, la posibilidad de volar me lo había mostrado una cuantas veces. Pero en aquella ciudad, un gato negro paseando por los tejados no llamaba tanto la atención. O al menos eso creía yo.
De cualquier modo, no tarde demasiado en localizar a mi victima. Sentada sobre el tejado de un edificio, observando a las personas que pasaban por la calle, había una muchacha que tendría mas o menos mi edad de cabellos rojos y largos, con la piel pálida como la luna y que vestía con ropas negras. Me acerque a ella como un gato callejero, con el pelo tan empapadisimo, pero en vez de maullar como lo haria un gato...
—Oye, tu eres ninja no? tienes pinta de ser ninja, pero si no lo eres te puedo enseñar ninjutsu, sabes, soy un gato un ninja, de la familia de los gatos ninjas, si eres ninja, podemos firmar un pacto