8/05/2017, 07:55
Con o sin la intención, la de Amegakure había logrado fastidiar a la de cabello largo con tan solo una simple frase. ¿Por qué? Porque usualmente la gente se toma un día o al menos un buen par de horas para llegar a tal conclusión y la gran mayoría de los casos abarcaba algo como verla en pleno monólogo o enterarse de alguno de muchos rumores que circulan por la aldea.
Cualquiera fuese el motivo, Aiko se había pasado por alto todo esto y simplemente decidió que la de Kusa tenía un trauma por un comentario que realmente había soltado a broma para intentar que la conversación no muriese tan rápidamente.
Y se hubiese mantenido en silencio absoluto, o tal vez le hubiese brindado alguna respuesta algo tajante a la contraria de no ser por aquellas acciones que estremecieron el cuerpo de la menor con notorio escalofrío que seguramente la de pelo corto habría percibido al hacer lo que hizo.
—Hey… —Soltó con un hilo de voz queriendo mirar a la chica detrás suyo pero sin éxito.
Tampoco era tan elástica como para llegar a girar tanto el cuello, pero sí que la ponían nerviosa las muestras de afecto por muy inocentes que pudieran ser, después de todo lo más habitual era llevarse golpes o cosas similares y nunca en su cabeza pasan ideas como las de recibir o dar abrazos siquiera. ~¿Pero qué mierda? ~Se preguntaba aun completamente descolocada.
De todas formas, Ritsuko no pronunció nada más que aquella palabra aislada y tampoco se dignaba a mirar a Aiko, pues su rostro había adquirido cierta tonalidad rojiza que si vamos al caso iba a juego con el resto de rasgos y que también podría hacer pasar como un rubor adquirido por la temperatura del agua.
—¿Un trago para hacer las paces? —sugirió la mayor. —¿O aún no bebes?
Propuso la mayor dejando en claro que quería hacer las paces y ya luego del abrazo, la de Kusa podía darse por servida pero ante la bebida…
—Eh… No, nunca he bebido nada pero está bien así, no pasa nada —dijo nerviosa evitando el contacto visual a toda costa.
Fue entonces cuando la menor pudo notar a la lejanía que había un hermoso arbustito... Con nada realmente interesante si vamos al caso.
Cualquiera fuese el motivo, Aiko se había pasado por alto todo esto y simplemente decidió que la de Kusa tenía un trauma por un comentario que realmente había soltado a broma para intentar que la conversación no muriese tan rápidamente.
Y se hubiese mantenido en silencio absoluto, o tal vez le hubiese brindado alguna respuesta algo tajante a la contraria de no ser por aquellas acciones que estremecieron el cuerpo de la menor con notorio escalofrío que seguramente la de pelo corto habría percibido al hacer lo que hizo.
—Hey… —Soltó con un hilo de voz queriendo mirar a la chica detrás suyo pero sin éxito.
Tampoco era tan elástica como para llegar a girar tanto el cuello, pero sí que la ponían nerviosa las muestras de afecto por muy inocentes que pudieran ser, después de todo lo más habitual era llevarse golpes o cosas similares y nunca en su cabeza pasan ideas como las de recibir o dar abrazos siquiera. ~¿Pero qué mierda? ~Se preguntaba aun completamente descolocada.
De todas formas, Ritsuko no pronunció nada más que aquella palabra aislada y tampoco se dignaba a mirar a Aiko, pues su rostro había adquirido cierta tonalidad rojiza que si vamos al caso iba a juego con el resto de rasgos y que también podría hacer pasar como un rubor adquirido por la temperatura del agua.
—¿Un trago para hacer las paces? —sugirió la mayor. —¿O aún no bebes?
Propuso la mayor dejando en claro que quería hacer las paces y ya luego del abrazo, la de Kusa podía darse por servida pero ante la bebida…
—Eh… No, nunca he bebido nada pero está bien así, no pasa nada —dijo nerviosa evitando el contacto visual a toda costa.
Fue entonces cuando la menor pudo notar a la lejanía que había un hermoso arbustito... Con nada realmente interesante si vamos al caso.