8/05/2017, 14:33
—No me lo vas a creer.— Dijo el Hyuuga atónito, en sus manos yacían el boleto de lotería que había comprado solo por casualidad.
—¿Qué pasa?¿Te estafaron?—Comenté sin mucho interés en sus palabras, seguro sería algún tipo de broma o algo por el estilo.
—Es el boleto ganador!.— Exclamó con una sonrisa de oreja a oreja. En ese momento me volteé a verle, sí estaba alegre y yo tenía el presentimiento adecuado.
—¿Y qué es el premio?.— Pregunté ahora curioso, unos ryos extras nos vendrían de lujo a ambos.
Después de revisar minuciosamente el papel aclaró —Hhhmm... Al parecer es una estadía gratis en un hotel que inauguraron hace poco en el país del agua, en las llanuras heladas, para dos personas.—
”Las llanuras heladas… ¿Serán como la tierras nevadas al norte del país?” Hice una rápida asociación. —Felicidades ya tienes a donde llevar a Chiho y gratis.— Dije sin más y continué en mis asuntos.
—Achuss Achus Achusss.— Tres estornudos seguidos alertaron a todos estaban por los alrededores del ojiblanco,. —Me viene a dar un resfriado justo en este momento.— Dijo con cierto tono tristón, y su aspecto no decía lo contrario, su cara de susto, nariz roja y mocosa y unas ojeras no muy pronunciadas decían mucho.
—Te quedarás en el hotel mientras yo paseo jaja.— Dije en forma de broma.
—Atención a todos a bordo, ya llegamos al puerto—
Fui el primero en bajar, me seguía Hazegawa con un caminar más lento y pausado por su estado actual, incluso me preguntaba sí tendría fiebre, sabía lo que pensaba en ese momento y lo que él realmente quería.
—El nombre de este lugar hace gala a lo que realmente es.— Comenté mientras veía la nieve y sentía las ráfagas de aire frío. Vine más que preparado para ese tipo de ambiente y una gruesa capa de color negro me arropaba desde el cuello hasta los pies, tenía un gorro de nieve gris y peludo que cubría mis orejas, una bufanda gruesa y no tan larga de color grís también, pero a rayas de diferentes tonos.
Miré hacia los alrededores, del barco no había bajado mucha gente y unos escasos habían quedado por los alrededores, lo demás se esfumaron sin rechistar, como sí una ventisca se fuese a formar en cualquier momento.
—¿Dónde está el hotel?.— No quería quedarme mucho tiempo en el puerto, podríamos llegar antes al hotel y darle un poco de sopa al enfermo.
—Nos vendrán a buscar en un trineo.— Dijo con voz fañosa mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo blanco, que pasaría a otro color sí seguía con ese ritmo…
—Vale, toca esperar entonces.—
—¿Qué pasa?¿Te estafaron?—Comenté sin mucho interés en sus palabras, seguro sería algún tipo de broma o algo por el estilo.
—Es el boleto ganador!.— Exclamó con una sonrisa de oreja a oreja. En ese momento me volteé a verle, sí estaba alegre y yo tenía el presentimiento adecuado.
—¿Y qué es el premio?.— Pregunté ahora curioso, unos ryos extras nos vendrían de lujo a ambos.
Después de revisar minuciosamente el papel aclaró —Hhhmm... Al parecer es una estadía gratis en un hotel que inauguraron hace poco en el país del agua, en las llanuras heladas, para dos personas.—
”Las llanuras heladas… ¿Serán como la tierras nevadas al norte del país?” Hice una rápida asociación. —Felicidades ya tienes a donde llevar a Chiho y gratis.— Dije sin más y continué en mis asuntos.
Unos días más tarde…
—Achuss Achus Achusss.— Tres estornudos seguidos alertaron a todos estaban por los alrededores del ojiblanco,. —Me viene a dar un resfriado justo en este momento.— Dijo con cierto tono tristón, y su aspecto no decía lo contrario, su cara de susto, nariz roja y mocosa y unas ojeras no muy pronunciadas decían mucho.
—Te quedarás en el hotel mientras yo paseo jaja.— Dije en forma de broma.
—Atención a todos a bordo, ya llegamos al puerto—
Fui el primero en bajar, me seguía Hazegawa con un caminar más lento y pausado por su estado actual, incluso me preguntaba sí tendría fiebre, sabía lo que pensaba en ese momento y lo que él realmente quería.
—El nombre de este lugar hace gala a lo que realmente es.— Comenté mientras veía la nieve y sentía las ráfagas de aire frío. Vine más que preparado para ese tipo de ambiente y una gruesa capa de color negro me arropaba desde el cuello hasta los pies, tenía un gorro de nieve gris y peludo que cubría mis orejas, una bufanda gruesa y no tan larga de color grís también, pero a rayas de diferentes tonos.
Miré hacia los alrededores, del barco no había bajado mucha gente y unos escasos habían quedado por los alrededores, lo demás se esfumaron sin rechistar, como sí una ventisca se fuese a formar en cualquier momento.
—¿Dónde está el hotel?.— No quería quedarme mucho tiempo en el puerto, podríamos llegar antes al hotel y darle un poco de sopa al enfermo.
—Nos vendrán a buscar en un trineo.— Dijo con voz fañosa mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo blanco, que pasaría a otro color sí seguía con ese ritmo…
—Vale, toca esperar entonces.—