8/05/2017, 21:48
Las risas del amenio pronto se tornaron en una conjunción de palabras serias, que formaban frases serias y que terminaron convirtiéndose en todo un discurso, serio, por supuesto, sobre lo dura que puede resultar la vida shinobi, en la que, según él, nada puede desviarte de tu camino, tienes que centrarte única y exclusivamente en tus tareas para con tu aldea, lo que, en resumidas cuentas, es lo que viene siendo ser ninja.
— ¿Sabes? Quizás sea un poco inocente, pero creo que no todo es tan malo, a fin de cuentas, mientras seas un shinobi leal, firme, apto y todo ese rollo del shinobi perfecto, ¿qué te impide disfrutar un poco de la vida? Quiero decir, si te gusta esa chica, la próxima vez que la veas, díselo, a fin de cuentas, es lo que tu dices, quizás en un mes esté muerta, o quizás lo estés tu, pero esa no es excusa para dejar de hacerlo, si no todo lo contrario, ¿no lo ves?
Aquello parecía la reunión de dos poetas, uno pesimista y otro que veía luz donde no la había, mostrando las dos caras de la vida ninja.
—Sé que suena un poco hipócrita, siendo que fui yo el que invocó al pacto amistoso entre nuestras aldeas para que me ayudaras. Pero sinceramente no confío en algo tan tergiversable como un pedazo de papel, si es que no fue todo acordado con un simple apretón de manos.
Riko esbozó una sonrisa.
— Eso mismo he pensado yo... pero bueno, a fin de cuentas, no fue eso lo que me ha llevado a ayudarte, podría perfectamente haber pasado y haber seguido con mi camino, pero me gusta considerarme buena persona, así que, qué menos que ayudar a un compañero, además, nunca se sabe cuando vas a necesitar tú mismo esa ayuda. — El Senju se encogió de hombros, los kunais que entran, por lo que salen, como se suele decir.
— ¿Sabes? Quizás sea un poco inocente, pero creo que no todo es tan malo, a fin de cuentas, mientras seas un shinobi leal, firme, apto y todo ese rollo del shinobi perfecto, ¿qué te impide disfrutar un poco de la vida? Quiero decir, si te gusta esa chica, la próxima vez que la veas, díselo, a fin de cuentas, es lo que tu dices, quizás en un mes esté muerta, o quizás lo estés tu, pero esa no es excusa para dejar de hacerlo, si no todo lo contrario, ¿no lo ves?
Aquello parecía la reunión de dos poetas, uno pesimista y otro que veía luz donde no la había, mostrando las dos caras de la vida ninja.
—Sé que suena un poco hipócrita, siendo que fui yo el que invocó al pacto amistoso entre nuestras aldeas para que me ayudaras. Pero sinceramente no confío en algo tan tergiversable como un pedazo de papel, si es que no fue todo acordado con un simple apretón de manos.
Riko esbozó una sonrisa.
— Eso mismo he pensado yo... pero bueno, a fin de cuentas, no fue eso lo que me ha llevado a ayudarte, podría perfectamente haber pasado y haber seguido con mi camino, pero me gusta considerarme buena persona, así que, qué menos que ayudar a un compañero, además, nunca se sabe cuando vas a necesitar tú mismo esa ayuda. — El Senju se encogió de hombros, los kunais que entran, por lo que salen, como se suele decir.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»