24/06/2015, 00:45
Lejos de verse intimidado por la multitud que le rodeaba, lejos de tratar de mejorar la situación para no terminar molido hasta los huesos, Reiji (aún en su forma lobuna) se tumbó boca arriba en el suelo y se atrevió a bromear con los asustados ciudadanos, que retrocedieron entre exclamaciones ahogadas.
—¡Puede hablar!
—¿Pero cómo es posible?
—¡Es un monstruo!
—Esperad... —trataba de hacerse oír Ayame, pero su débil voz no era capaz de atravesar la barrera de miedo y sorpresa de los civiles.
Pero aquellas personas poco podían sospechar que aquel lobo no era más que un shinobi transformado. De hecho, en cuanto mencionó que era un animal ninja que había sido invocado por Ayame, todo el gentío se volvió hacia la pobre muchacha que retrocedió un paso con los ojos abiertos de par en par.
—Pero si yo no sé invocar aún —replicó, parpadeando ligeramente, perdida en su cándida inocencia.
Y aquella fue la sentencia de Reiji.
—¡Trituradle los huesos! —jaleó una voz, y todas las demás corearon un grito de guerra en respuesta. Se abalanzaron sobre el muchacho, palos, lanzas y cuchillos por delante.
—¡PARAD! —gritó Ayame, pero de nada sirvió. Un fuerte empujón a la altura del pecho la dejó momentáneamente sin respiración, y cuando fue consciente de sí misma de nuevo se vio tirada en el suelo.
—¡Puede hablar!
—¿Pero cómo es posible?
—¡Es un monstruo!
—Esperad... —trataba de hacerse oír Ayame, pero su débil voz no era capaz de atravesar la barrera de miedo y sorpresa de los civiles.
Pero aquellas personas poco podían sospechar que aquel lobo no era más que un shinobi transformado. De hecho, en cuanto mencionó que era un animal ninja que había sido invocado por Ayame, todo el gentío se volvió hacia la pobre muchacha que retrocedió un paso con los ojos abiertos de par en par.
—Pero si yo no sé invocar aún —replicó, parpadeando ligeramente, perdida en su cándida inocencia.
Y aquella fue la sentencia de Reiji.
—¡Trituradle los huesos! —jaleó una voz, y todas las demás corearon un grito de guerra en respuesta. Se abalanzaron sobre el muchacho, palos, lanzas y cuchillos por delante.
—¡PARAD! —gritó Ayame, pero de nada sirvió. Un fuerte empujón a la altura del pecho la dejó momentáneamente sin respiración, y cuando fue consciente de sí misma de nuevo se vio tirada en el suelo.

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)