9/05/2017, 03:26
Aiko jugó algo mejor sus cartas en ésta ocasión. La menor no era realmente receptiva, pero terminó por no pelear ante el sorpresivo abrazo. Apenas un reguero de voz intentó zafarse, o protestar, pero terminó quedando quieta. Escuchó cómo la mayor pedía perdón, y hasta pareció que la perdonaba. Su suave cuerpo se notó tembloroso, quizás nerviosa o incómoda ante el gesto, aunque curiosamente no peleó contra ésta muestra de afecto. En fin, algo era algo.
Lejos de quedarse abrazada a ésta por toda la noche, la de Ame optó por lo mas lógico y la soltó. Ésta no parecía aún querer devolverle la mirada, pero ante la invitación de la mayor a beber ésta respondió con un cambiado tono de voz. Al menos no parecía estar enfadada, y pese a no aceptar la oferta de beber, dejó claro que estaba bien así el asunto, que podían dejarlo pasar. Al parecer, aceptaba la tregua.
La mayor optó pues por servirse ella misma, tomando la botella y propinándole otro generoso buche. De nuevo, refrescó el gaznate.
¡TAP!
Hincó de nuevo la cerveza en el suelo cercano al onsen, y volvió a sumergirse un poco en el agua. El calorcito cada vez era mayor, o la cerveza tenía un grado de alcohol realmente alto pese al suave sabor. Fuese una cosa o la otra, Aiko se sentía realmente a gusto. Tanto, que realmente le tomó poco tiempo volver a llamar la atención de la pequeña.
—Ritsuko... —recurrió a su nombre. Te explicaré algo... ando últimamente fatal de la cabeza por culpa de tener que guardar un secreto. ¿Qué pensarías de tener un secreto bajo llave que no puedes decir a nadie? A nadie en absoluto, y que te quema por dentro... que te hace diferente del resto, y por mas que pase el tiempo,
solo va a peor...
La chica dejó caer un profundo suspiro, angustiada por lo que explicaba. —Es como vivir una pesadilla eterna, de la que nunca puedes despertar... —de nuevo, dejó caer un suspiro profundo y tendido, pero en ésta ocasión terminó por dejarse sumergir en el agua, en pos de callarse. Su mirada quedó hacia el agua, donde permanecería por unos segundos.
Lejos de quedarse abrazada a ésta por toda la noche, la de Ame optó por lo mas lógico y la soltó. Ésta no parecía aún querer devolverle la mirada, pero ante la invitación de la mayor a beber ésta respondió con un cambiado tono de voz. Al menos no parecía estar enfadada, y pese a no aceptar la oferta de beber, dejó claro que estaba bien así el asunto, que podían dejarlo pasar. Al parecer, aceptaba la tregua.
La mayor optó pues por servirse ella misma, tomando la botella y propinándole otro generoso buche. De nuevo, refrescó el gaznate.
¡TAP!
Hincó de nuevo la cerveza en el suelo cercano al onsen, y volvió a sumergirse un poco en el agua. El calorcito cada vez era mayor, o la cerveza tenía un grado de alcohol realmente alto pese al suave sabor. Fuese una cosa o la otra, Aiko se sentía realmente a gusto. Tanto, que realmente le tomó poco tiempo volver a llamar la atención de la pequeña.
—Ritsuko... —recurrió a su nombre. Te explicaré algo... ando últimamente fatal de la cabeza por culpa de tener que guardar un secreto. ¿Qué pensarías de tener un secreto bajo llave que no puedes decir a nadie? A nadie en absoluto, y que te quema por dentro... que te hace diferente del resto, y por mas que pase el tiempo,
solo va a peor...
La chica dejó caer un profundo suspiro, angustiada por lo que explicaba. —Es como vivir una pesadilla eterna, de la que nunca puedes despertar... —de nuevo, dejó caer un suspiro profundo y tendido, pero en ésta ocasión terminó por dejarse sumergir en el agua, en pos de callarse. Su mirada quedó hacia el agua, donde permanecería por unos segundos.