9/05/2017, 21:11
(Última modificación: 9/05/2017, 21:54 por Uchiha Datsue.)
Aquel día, Uchiha Datsue era feliz. Pero aquello no era suficiente para él, y por eso se lo hizo saber al resto, regalando una sonrisa radiante a cada pobre infeliz que le devolvía la mirada. No, no solo era que quisiese hacérselo saber al resto del mundo. Es que quería restregárselo.
¿Las razones de su felicidad? Tres grandes razones como tres grandes Villas.
La primera, que le habían otorgado una misión. Aquello, salvo por la recompensa monetaria final, no era necesariamente bueno. Pero aquella no era una misión cualquiera. Aquella era una misión con Uchiha Akame y Sakamoto Noemi, dos Gennins que se graduaron en la promoción anterior a la suya. Dos candidatos a clientes en su lista del Plan Ultrasecreto.
La segunda razón, era que Uchiha Haskoz estaba muerto. No por su muerte en sí, claro. La muerte de alguien nunca le había alegrado, ni lo había hecho la suya, pese a que solo le hubiese provocado un leve sentimiento de pena durante unos breves segundos. Sin embargo, así era la vida ninja, y había que pasar página, ¿no? Todos tendrían que hacerlo, incluida Noemi. Especialmente Noemi, una de las ganadoras de la Votación Ultrasecreta, según le habían chivado. Más que justa ganadora, en su opinión. Otra fuente muy fiable —Hozuki Chokichi— le había asegurado que tenía un pequeño romance de primavera con el peliblanco…
…Pero ahora era verano. Aquella era su estación.
La tercera, pero no menos importante, era que la misión debía tener lugar en Yamiria, justo donde su socio había abierto la tienda de armas. Aprovechando la excusa, el Uchiha le hizo una visita para darle saludos, y de paso llevarse la comisión de Aburame Plum, quien sabía había acudido recientemente para ampliar su arsenal de bombas de humo.
Tic, tic, tic. Tic, tic, tic. El tintineo de las monedas a cada paso que daba. No había sonido ni música en el mundo que gustase más a sus oídos, ni que alegrase más su corazón. Aquel día tan caluroso había optado por un chándal corto, que le llegaba justo por debajo de las rodillas, holgado y de un azul oscuro. Sobre el torso, una camiseta larga con las mangas enrolladas, de cuello abierto y blanca. También se había peinado para la ocasión, sabiendo que se encontraría con una de las kunoichis más deseadas de Uzu. Huyendo de su solitario moño, el Uchiha había añadido a éste dos trenzas mohicanas a cada lado, dejando a la vista el pendiente negro de su oreja derecha.
En definitiva: mas que un ninja, parecía todo un turista.
—¡Alegra esa cara! —exclamó de pronto, a un joven con la nariz torcida y el alma mustia—. ¡Que no todos los días puede decir uno que va a hacer una misión con Datsue el Intrépido!
Sí. Aquel debía ser Uchiha Akame.
¿Las razones de su felicidad? Tres grandes razones como tres grandes Villas.
La primera, que le habían otorgado una misión. Aquello, salvo por la recompensa monetaria final, no era necesariamente bueno. Pero aquella no era una misión cualquiera. Aquella era una misión con Uchiha Akame y Sakamoto Noemi, dos Gennins que se graduaron en la promoción anterior a la suya. Dos candidatos a clientes en su lista del Plan Ultrasecreto.
La segunda razón, era que Uchiha Haskoz estaba muerto. No por su muerte en sí, claro. La muerte de alguien nunca le había alegrado, ni lo había hecho la suya, pese a que solo le hubiese provocado un leve sentimiento de pena durante unos breves segundos. Sin embargo, así era la vida ninja, y había que pasar página, ¿no? Todos tendrían que hacerlo, incluida Noemi. Especialmente Noemi, una de las ganadoras de la Votación Ultrasecreta, según le habían chivado. Más que justa ganadora, en su opinión. Otra fuente muy fiable —Hozuki Chokichi— le había asegurado que tenía un pequeño romance de primavera con el peliblanco…
…Pero ahora era verano. Aquella era su estación.
La tercera, pero no menos importante, era que la misión debía tener lugar en Yamiria, justo donde su socio había abierto la tienda de armas. Aprovechando la excusa, el Uchiha le hizo una visita para darle saludos, y de paso llevarse la comisión de Aburame Plum, quien sabía había acudido recientemente para ampliar su arsenal de bombas de humo.
Tic, tic, tic. Tic, tic, tic. El tintineo de las monedas a cada paso que daba. No había sonido ni música en el mundo que gustase más a sus oídos, ni que alegrase más su corazón. Aquel día tan caluroso había optado por un chándal corto, que le llegaba justo por debajo de las rodillas, holgado y de un azul oscuro. Sobre el torso, una camiseta larga con las mangas enrolladas, de cuello abierto y blanca. También se había peinado para la ocasión, sabiendo que se encontraría con una de las kunoichis más deseadas de Uzu. Huyendo de su solitario moño, el Uchiha había añadido a éste dos trenzas mohicanas a cada lado, dejando a la vista el pendiente negro de su oreja derecha.
En definitiva: mas que un ninja, parecía todo un turista.
—¡Alegra esa cara! —exclamó de pronto, a un joven con la nariz torcida y el alma mustia—. ¡Que no todos los días puede decir uno que va a hacer una misión con Datsue el Intrépido!
Sí. Aquel debía ser Uchiha Akame.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado