24/06/2015, 21:01
(Última modificación: 24/06/2015, 22:52 por Umikiba Kaido.)
Detrás de aquella barrera de humo, donde ni él ni su hermano podían verse mutuamente —y así tampoco el examinador, quien aguardaba a un par de metros a la derecha sobre una gran roca—. Kota sonreía. Y lo hacía porque sentía una mezcla de sensaciones que sin duda no había tenido la oportunidad de sentir antes.
Emoción, sintonía, incluso un pizca de duda...
Aunque mayormente, sentía felicidad.
No había nada más reconfortante que una buena batalla con Yota, con quien había estado practicando durante su infancia casi todos los días. Era una rivalidad sana y cercanamente familiar, de aquellas que no hacen daño a nadie sino que buscan, de una forma u otra; el equitativo crecimiento de sus habilidades. Aunado a eso, la historia tras del collar que reposaba en cada uno de sus cuellos certificaba que, ellos eran quizás los Uchiha más unidos de la época. Y eso daba sin lugar a dudas mucho de que hablar.
«¿Le habré dado?» —se preguntó, luego de percatarse de que su manga del brazo derecho estaba parcialmente quemada. Así también parte de su hombro, aunque nada grave.
Pero lo cierto es que no habría tiempo para cuestionamientos y dubitativas, puesto que ahora que Kota se había cogido para sí mismo la iniciativa al usar aquella táctica; era probable que su hermano no permitiese que usara esa carta de nuevo. En cambio, sería él quien aprovechase todo el estupor que el momento había generado para usar el elemento sorpresa para sí mismo. El humo aún no se había disipado, así que lo atravesó con arma en mano y sorprendió frente a frente a un Kota que quizás se esperaba algo así, pero sus jovenes reflejos no estaban capacitados aún para evitarlo.
—¡Ju ju! —se burló—. mejor vete a casa a lavarte esa herida Yotita, no vayas a perder la pierna por una infección.
Emoción, sintonía, incluso un pizca de duda...
Aunque mayormente, sentía felicidad.
No había nada más reconfortante que una buena batalla con Yota, con quien había estado practicando durante su infancia casi todos los días. Era una rivalidad sana y cercanamente familiar, de aquellas que no hacen daño a nadie sino que buscan, de una forma u otra; el equitativo crecimiento de sus habilidades. Aunado a eso, la historia tras del collar que reposaba en cada uno de sus cuellos certificaba que, ellos eran quizás los Uchiha más unidos de la época. Y eso daba sin lugar a dudas mucho de que hablar.
«¿Le habré dado?» —se preguntó, luego de percatarse de que su manga del brazo derecho estaba parcialmente quemada. Así también parte de su hombro, aunque nada grave.
Pero lo cierto es que no habría tiempo para cuestionamientos y dubitativas, puesto que ahora que Kota se había cogido para sí mismo la iniciativa al usar aquella táctica; era probable que su hermano no permitiese que usara esa carta de nuevo. En cambio, sería él quien aprovechase todo el estupor que el momento había generado para usar el elemento sorpresa para sí mismo. El humo aún no se había disipado, así que lo atravesó con arma en mano y sorprendió frente a frente a un Kota que quizás se esperaba algo así, pero sus jovenes reflejos no estaban capacitados aún para evitarlo.
—¡Ju ju! —se burló—. mejor vete a casa a lavarte esa herida Yotita, no vayas a perder la pierna por una infección.