10/05/2017, 13:49
"Que buen ritmo lleva"
Aquella jauría de lobos tenían una potencia increíble y movían el trineo con gran facilidad, con esa velocidad me atrevía a decir que llegaríamos en poco tiempo, aún sin saber en donde estaba el dichoso lugar al que nos dirigíamos. Todo iba perfectamente hasta que una advertencia se manifestó.
—¡Se acerca una leve ventisca, prepárense!
Casi al instante pude sentir el azote de la ráfaga nívea que nos azotó, bueno no al instante en sí, pero poco después. Miré a Haze y él estaba más que dormido, ni se inmutó ante la alerta, seguro Morfeo lo tenía raptado en lo más profundo de su laberinto.
La reducción se velocidad se notó, pero afortunadamente no nos detuvimos, no obstante el pequeño candelabro de aceite disminuyó su luz casi hasta extinguirse dando una sensación mucho más gélida y la bienvenida a las llanuras de hielo, tuve un recuerdo fugaz a mi viaje al norte de Amegakure, el clima era exactamente el mismo. No obstante la ventisca parecía poderosa y amenazadora ¿debia prepararme para cualquier imprevisto? La respuesta era más que obvia, sí.
—Tranquilos, es solo una pequeña tormenta veraniega —
Rápidamente este sujeto se ganó mi atención, estaba casi seguro que era uno de los hombres que ayudó a montar el equipaje en el trineo, fue este quien se encargó de avivar la llama de la linterna, pero no fue ni la sombra de lo que en un momento llegó a ser, la constante brisa amenazaba su flama, ya no tan pequeña.
— ¡Pues bien! Esta una buena oportunidad para contarles una historia y que aprendan un poco sobre nuestro pueblo... ¿Que les parece?—
Prácticamente fui el primero en repicar, una distracción sería lo ideal para olvidarnos de la tormenta que en ese momento ocurría a nuestro alrededor, tuve un fugaz pensamiento en aquellos lobos, pero estaban adaptado a ese clima mucho más que yo así que mi preocupación se desvaneció de forma fugaz. —Tiene toda mi atención.— Alcancé a decir, pero en ese instante la nieve aprovechó para acumularse en mi boca, y la sensación de frío inminente me estremeció, limpié un poco mi rostro ya que la escarcha empezaba a palidecer mi piel, observé a los demás viajeros pero parecían estar en la misma condiciones.
"Vaya tormenta veraniega... No me quiero imaginar las de invierno"
Sin ganas de que la nieve volviese entrar en mi boca me quede viendo, en lo posible y limpiando mi rostro cada que podía, al señor para no perderme ningún detalle de la historia.
Aquella jauría de lobos tenían una potencia increíble y movían el trineo con gran facilidad, con esa velocidad me atrevía a decir que llegaríamos en poco tiempo, aún sin saber en donde estaba el dichoso lugar al que nos dirigíamos. Todo iba perfectamente hasta que una advertencia se manifestó.
—¡Se acerca una leve ventisca, prepárense!
Casi al instante pude sentir el azote de la ráfaga nívea que nos azotó, bueno no al instante en sí, pero poco después. Miré a Haze y él estaba más que dormido, ni se inmutó ante la alerta, seguro Morfeo lo tenía raptado en lo más profundo de su laberinto.
La reducción se velocidad se notó, pero afortunadamente no nos detuvimos, no obstante el pequeño candelabro de aceite disminuyó su luz casi hasta extinguirse dando una sensación mucho más gélida y la bienvenida a las llanuras de hielo, tuve un recuerdo fugaz a mi viaje al norte de Amegakure, el clima era exactamente el mismo. No obstante la ventisca parecía poderosa y amenazadora ¿debia prepararme para cualquier imprevisto? La respuesta era más que obvia, sí.
—Tranquilos, es solo una pequeña tormenta veraniega —
Rápidamente este sujeto se ganó mi atención, estaba casi seguro que era uno de los hombres que ayudó a montar el equipaje en el trineo, fue este quien se encargó de avivar la llama de la linterna, pero no fue ni la sombra de lo que en un momento llegó a ser, la constante brisa amenazaba su flama, ya no tan pequeña.
— ¡Pues bien! Esta una buena oportunidad para contarles una historia y que aprendan un poco sobre nuestro pueblo... ¿Que les parece?—
Prácticamente fui el primero en repicar, una distracción sería lo ideal para olvidarnos de la tormenta que en ese momento ocurría a nuestro alrededor, tuve un fugaz pensamiento en aquellos lobos, pero estaban adaptado a ese clima mucho más que yo así que mi preocupación se desvaneció de forma fugaz. —Tiene toda mi atención.— Alcancé a decir, pero en ese instante la nieve aprovechó para acumularse en mi boca, y la sensación de frío inminente me estremeció, limpié un poco mi rostro ya que la escarcha empezaba a palidecer mi piel, observé a los demás viajeros pero parecían estar en la misma condiciones.
"Vaya tormenta veraniega... No me quiero imaginar las de invierno"
Sin ganas de que la nieve volviese entrar en mi boca me quede viendo, en lo posible y limpiando mi rostro cada que podía, al señor para no perderme ningún detalle de la historia.