10/05/2017, 17:34
—Pues si, tienes toda la razón.
Al menos Riko había aportado una idea que sería útil, por lo que los dos chicos se limitaron a dirigirse a las armaduras, quitar las espadas de sus lugares y dejarlas en el suelo pues era una mala idea cargarlas, ya que pesaban demasiado y, al menos en el caso del Senju, no le servirían para nada en caso de combate, ya que no tenía ni la más ligera idea de empuñar un arma así.
—Yo no pienso cargarlas, total... pesan demasiado como para empuñarlas...
Riko sonrió, demostrando que, poco a poco, aquel miedo o nerviosismo o lo que fuera iba desapareciendo, siempre y cuando no le dieran muchos más sustos, lo cual, parecía poco probable.
Una vez hubieron terminado el trabajo, ambos se dirigieron a la única sala a la que podrían entrar, ya que la puerta estaba abierta, y ésta les condujo a un enorme salón, probablemente el salón usado para las grandes ocasiones, pues se podía distinguir un conjunto de sillas perfectamente colocado, a pesar del tiempo que había pasado, pero lo más curioso eran la especie de sillones de piedra que se encontraban en el lado derecho de la sala, en los que, seguramente, se sentaran los reyes del castillo. Aparte de ésto, podían observarse un par de puertas y muchos cuadros, sin dibujo alguno, simplemente colores negros y rojos.
— Estos cuadros... — Empezó dubitativo. — no sé mucho de arte, pero desde luego, no les veo como para estar en un castillo como este, ¿tú que crees? — Preguntó el Senju, acercándose a uno de los cuadros más cercanos a su posición y mirándolo con recelo. — Bien, ¿por dónde vamos ahora? Yo voto por mirar primero las puertas de al lado de los sillones. — Dijo ahora, volviéndose hacia Aiko.
Al menos Riko había aportado una idea que sería útil, por lo que los dos chicos se limitaron a dirigirse a las armaduras, quitar las espadas de sus lugares y dejarlas en el suelo pues era una mala idea cargarlas, ya que pesaban demasiado y, al menos en el caso del Senju, no le servirían para nada en caso de combate, ya que no tenía ni la más ligera idea de empuñar un arma así.
—Yo no pienso cargarlas, total... pesan demasiado como para empuñarlas...
Riko sonrió, demostrando que, poco a poco, aquel miedo o nerviosismo o lo que fuera iba desapareciendo, siempre y cuando no le dieran muchos más sustos, lo cual, parecía poco probable.
Una vez hubieron terminado el trabajo, ambos se dirigieron a la única sala a la que podrían entrar, ya que la puerta estaba abierta, y ésta les condujo a un enorme salón, probablemente el salón usado para las grandes ocasiones, pues se podía distinguir un conjunto de sillas perfectamente colocado, a pesar del tiempo que había pasado, pero lo más curioso eran la especie de sillones de piedra que se encontraban en el lado derecho de la sala, en los que, seguramente, se sentaran los reyes del castillo. Aparte de ésto, podían observarse un par de puertas y muchos cuadros, sin dibujo alguno, simplemente colores negros y rojos.
— Estos cuadros... — Empezó dubitativo. — no sé mucho de arte, pero desde luego, no les veo como para estar en un castillo como este, ¿tú que crees? — Preguntó el Senju, acercándose a uno de los cuadros más cercanos a su posición y mirándolo con recelo. — Bien, ¿por dónde vamos ahora? Yo voto por mirar primero las puertas de al lado de los sillones. — Dijo ahora, volviéndose hacia Aiko.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»