10/05/2017, 19:48
Tras ser liberada de aquel abrazo la menor volvió a respirar normalmente y muy lentamente el rostro enrojecido se desvanecía, aunque claro que con la temperatura del agua no tardaría demasiado en regresar a aquella vivaz tonalidad, pero al menos bajo condiciones normales para ella.
Era una verdadera suerte que la de Amegakure no haya insistido con lo de la bebida, de lo contrario Ritsuko tal vez hubiese terminado demasiado ebria como para siquiera recordar su propio nombre pero allí estaba Aiko, bebiendo sin asco para luego comenzar a confesar algunas situaciones de su vida. Cuestión que hizo a la de kusa alzar las cejas completamente extrañada ~¿Ebria depresiva? ~Se preguntó a sí misma mirando a su acompañante de reojo.
Escuchó atentamente a cada una de las palabras entonadas por la contraria, cada detalle se lo guardó y trató de analizarlo para una mejor comprensión pero con esa información no podría darse el lujo de llegar a ninguna conclusión, después de todo y siendo sinceros, Ritsuko no conocía a la tal Aiko más que por su aspecto y su nombre.
—Te diría que hasta cierto punto lo entiendo. Aunque mi caso es un tanto diferente —Respondió desinteresada aprovechando la ocasión para acomodar un poco mejor su trasero para estar más cómoda—. Aunque seguramente no sea buena idea contárselo a una kunoichi de otra aldea, digo, cualquier cosa podría pasar mañana.
A diferencia de muchas otras personas, la Kazama no entendía ciertas cosas y tampoco sabía cómo encarar otras, en este caso por ejemplo seguramente tendría que intentar consolar a la contraria o incluso darle algún abrazo o al menos una palmadita para que no se sienta completamente sola allí. Pero como una ignorante de la vida se mantenía allí estática, casi que indiferente ante las confesiones de la contraria ya que si vamos al caso, ella misma también tenía algún par de cosillas que escondía de todo el resto aunque eso era principalmente para evitar que surjan más rumores molestos.
Era una verdadera suerte que la de Amegakure no haya insistido con lo de la bebida, de lo contrario Ritsuko tal vez hubiese terminado demasiado ebria como para siquiera recordar su propio nombre pero allí estaba Aiko, bebiendo sin asco para luego comenzar a confesar algunas situaciones de su vida. Cuestión que hizo a la de kusa alzar las cejas completamente extrañada ~¿Ebria depresiva? ~Se preguntó a sí misma mirando a su acompañante de reojo.
Escuchó atentamente a cada una de las palabras entonadas por la contraria, cada detalle se lo guardó y trató de analizarlo para una mejor comprensión pero con esa información no podría darse el lujo de llegar a ninguna conclusión, después de todo y siendo sinceros, Ritsuko no conocía a la tal Aiko más que por su aspecto y su nombre.
—Te diría que hasta cierto punto lo entiendo. Aunque mi caso es un tanto diferente —Respondió desinteresada aprovechando la ocasión para acomodar un poco mejor su trasero para estar más cómoda—. Aunque seguramente no sea buena idea contárselo a una kunoichi de otra aldea, digo, cualquier cosa podría pasar mañana.
A diferencia de muchas otras personas, la Kazama no entendía ciertas cosas y tampoco sabía cómo encarar otras, en este caso por ejemplo seguramente tendría que intentar consolar a la contraria o incluso darle algún abrazo o al menos una palmadita para que no se sienta completamente sola allí. Pero como una ignorante de la vida se mantenía allí estática, casi que indiferente ante las confesiones de la contraria ya que si vamos al caso, ella misma también tenía algún par de cosillas que escondía de todo el resto aunque eso era principalmente para evitar que surjan más rumores molestos.