10/05/2017, 22:28
La pequeña escuchó a la mayor con toda la atención del mundo —al menos eso aparentaba— y pese a poder detenerla en el acto, se mantuvo en silencio hasta que ésta primera terminó de contar tanto como quiso. La mayor, sentenció sus palabras ahogándolas en agua, intentando retener parte de lo que con ansias quería gritar al mundo. Pero, al igual que ésta intencionadamente se silenció, la menor no tardó en alegar que revelar un secreto tan importante a una kunoichi de otra facción no era quizás la mejor de las ideas. Razón no le faltaba. Eso sí, antes de revelar su opinión, pareció algo cercana, alegando que también sentía esa sensación de estar alejada del resto a causa de una razón parecida.
Sus orbes pasaron delargo, mirando de reojo la botella. Se sumergió, y salió a los pocos segundos. Se echó la cabellera hacia detrás con ambas manos, y dejó ce nuevo caer un suspiro. —Supongo que tienes razón... —terminó aceptando la mayor a la respuesta de la joven, que inquiría que ésta no le contase el secreto. Mañana quizás ni se acordaba, había añadido en última instancia. Buenamente tenía razón, y no sabía cuanta. Aunque, para que eso se diese debía morir unas cuantas veces seguidas, lo cual allí era bastante improbable.
Sin mas, volvió a tomar la botella, y en ésta ocasión le propinó un buche descaradamente generoso, en comparación a los anteriores.
¡TAP!
De nuevo, clavó la botella en el suelo, aunque no demasiado fuerte. Volvió la mirada hacia la pequeña, y pese a que ésta ya le había advertido, no titubeó en continuar dándole la brasa. La verdad, se sentía realmente relajada, y a gusto... quizás la cerveza no era tan suave como pensaba.
—¿Cuantos años viven las personas? Las normales digo... —preguntó la pelirroja, como si hubiesen varios tipos de personas. E, indiferentemente de la respuesta hacia su pregunta, que casi era retórica, la chica le soltaría la pregunta en que normalmente toda mujer suele mentir, su edad. —¿Cuantos años crees que tengo yo?
»Y no, no estoy usando un henge... ni estoy borracha... —insistió la genin de Ame.
Sus orbes pasaron delargo, mirando de reojo la botella. Se sumergió, y salió a los pocos segundos. Se echó la cabellera hacia detrás con ambas manos, y dejó ce nuevo caer un suspiro. —Supongo que tienes razón... —terminó aceptando la mayor a la respuesta de la joven, que inquiría que ésta no le contase el secreto. Mañana quizás ni se acordaba, había añadido en última instancia. Buenamente tenía razón, y no sabía cuanta. Aunque, para que eso se diese debía morir unas cuantas veces seguidas, lo cual allí era bastante improbable.
Sin mas, volvió a tomar la botella, y en ésta ocasión le propinó un buche descaradamente generoso, en comparación a los anteriores.
¡TAP!
De nuevo, clavó la botella en el suelo, aunque no demasiado fuerte. Volvió la mirada hacia la pequeña, y pese a que ésta ya le había advertido, no titubeó en continuar dándole la brasa. La verdad, se sentía realmente relajada, y a gusto... quizás la cerveza no era tan suave como pensaba.
—¿Cuantos años viven las personas? Las normales digo... —preguntó la pelirroja, como si hubiesen varios tipos de personas. E, indiferentemente de la respuesta hacia su pregunta, que casi era retórica, la chica le soltaría la pregunta en que normalmente toda mujer suele mentir, su edad. —¿Cuantos años crees que tengo yo?
»Y no, no estoy usando un henge... ni estoy borracha... —insistió la genin de Ame.