11/05/2017, 04:11
El hombre se puso cómodo y empezó a narrar la historia que rápidamente me embelesaría, estaba hablando de su pueblo, su gente, debía conocer muy bien los detalles.
— Aquello no era una guerra, era un epidemia de locura que infecto la mente de los seres humanos mostrándoles futuros imposibles en las danzantes llamas de la destrucción.
Esas palabras se quedaron en mi mente unos segundos más que las primeras, mi mente empezó a volar al son de su cuento, nada más con el hecho de imaginarlo causaba cierto temor, muy pequeño, pero ahí estaba, una sensación de inseguridad, ¿qué debía hacer sí ocurría algo similar?
No obstante, continué atento a sus palabras.
—Dejamos muchas cosas atrás, incluidos nuestros conocimientos ancestrales y nuestra propia identidad…, cosas inútiles en lo poco que quedaba de mundo. Vagamos durante mucho tiempo, en busca de un sitio en el que pudiésemos hallar la paz, pero parecía que estábamos condenados a sucumbir ante la crueldad del mundo.
"Perdieron su identidad..." Pensé con un poco de tristeza, me reflejaba en su historia y sentía como sí hubiera tenido que vivir aquello, sobre todo por la crueldad, personalmente no había sufrido mucho, pero venir de un orfanato no era nada fácil.
—Un día, un sabio nos hablo de una lejana y oscura tierra, un pavoroso recuerdo de su juventud. Mucho nos advirtió de que aquella no era una región que pudiese ser habitada por el hombre, pues estaba muerta y era reservada para seres antiguos e incomprensibles, que adoraban a dioses mucho más crueles que los nuestros.
"Un sabio... ¿Quien podrá ser?" Me dije, me estaba metiendo mucho en la historia ¿quien me decía que todo aquello era cierto? Me puse un poco escéptico, pero no había nada mejor que hacer.
—Huyamos pues aun lugar desolado, donde la muerte oculte nuestra existencia. Hagámonos muertos, ya que es la única forma de evitar la locura.
Nuevamente sus palabras retumbaron en mi mente "¿Se puede evadir a la muerte?" tras breves milisengundos de deliveración llegué a la conclusión " No... La atrasas, pero te encontrará, incluso si te haces pasar por muerto"
—¿Les parece si continuo?
—Continue.— Expresé mientras me cubría más con la bufanda.
No sabía si era o no cierto, pero estaba entretenido y incluso ya se me estaba olvidando que estaba viajando a ese pueblo y que afuera había una tormenta.
— Aquello no era una guerra, era un epidemia de locura que infecto la mente de los seres humanos mostrándoles futuros imposibles en las danzantes llamas de la destrucción.
Esas palabras se quedaron en mi mente unos segundos más que las primeras, mi mente empezó a volar al son de su cuento, nada más con el hecho de imaginarlo causaba cierto temor, muy pequeño, pero ahí estaba, una sensación de inseguridad, ¿qué debía hacer sí ocurría algo similar?
No obstante, continué atento a sus palabras.
—Dejamos muchas cosas atrás, incluidos nuestros conocimientos ancestrales y nuestra propia identidad…, cosas inútiles en lo poco que quedaba de mundo. Vagamos durante mucho tiempo, en busca de un sitio en el que pudiésemos hallar la paz, pero parecía que estábamos condenados a sucumbir ante la crueldad del mundo.
"Perdieron su identidad..." Pensé con un poco de tristeza, me reflejaba en su historia y sentía como sí hubiera tenido que vivir aquello, sobre todo por la crueldad, personalmente no había sufrido mucho, pero venir de un orfanato no era nada fácil.
—Un día, un sabio nos hablo de una lejana y oscura tierra, un pavoroso recuerdo de su juventud. Mucho nos advirtió de que aquella no era una región que pudiese ser habitada por el hombre, pues estaba muerta y era reservada para seres antiguos e incomprensibles, que adoraban a dioses mucho más crueles que los nuestros.
"Un sabio... ¿Quien podrá ser?" Me dije, me estaba metiendo mucho en la historia ¿quien me decía que todo aquello era cierto? Me puse un poco escéptico, pero no había nada mejor que hacer.
—Huyamos pues aun lugar desolado, donde la muerte oculte nuestra existencia. Hagámonos muertos, ya que es la única forma de evitar la locura.
Nuevamente sus palabras retumbaron en mi mente "¿Se puede evadir a la muerte?" tras breves milisengundos de deliveración llegué a la conclusión " No... La atrasas, pero te encontrará, incluso si te haces pasar por muerto"
—¿Les parece si continuo?
—Continue.— Expresé mientras me cubría más con la bufanda.
No sabía si era o no cierto, pero estaba entretenido y incluso ya se me estaba olvidando que estaba viajando a ese pueblo y que afuera había una tormenta.