11/05/2017, 17:30
—Yo espero cumplir con las expectativas y obtener un poco de experiencia —respondió el Hakagurē.
—Bien, así me gusta muchachos; sencillo y con un enfoque claro y realista —les alabo, con una sonrisa—. Por cierto, quizás ya lo saben, pero mi nombre es Kodohana Kotomi. Mis amigos me dicen Koko-san. Yo soy la encargada de evaluar y entregar las misiones con requerimientos especiales, y de seleccionar a los ninjas que cumplan con los requisitos necesarios para llevarlas a cabo.
Kōtetsu no estaba seguro sobre que pensar, pues aquel puesto que ostentaba sonaba como algo muy importante, y ello para nada encajaba con su actitud alegre y confianzuda. Pero él recordaba que no sabía nada sobre las entrañas del mundo ninja, por lo que supuso que aquello debía estar bien, pese a lo extraño que fuese.
—Hablando de misiones y ninjas especiales, aquí está la suya —Tomo un pergamino enrollado y se lo arrojo a Riko, mientras ella se recostaba en la silla llevado los brazos hacia la parte trasera de su cuello para reclinarse—. ¿Qué les parece?
En cuanto el Senju abriese el pergamino, el Hakagurē se inclinaría hacia él para observar el contenido.
—Bien, así me gusta muchachos; sencillo y con un enfoque claro y realista —les alabo, con una sonrisa—. Por cierto, quizás ya lo saben, pero mi nombre es Kodohana Kotomi. Mis amigos me dicen Koko-san. Yo soy la encargada de evaluar y entregar las misiones con requerimientos especiales, y de seleccionar a los ninjas que cumplan con los requisitos necesarios para llevarlas a cabo.
Kōtetsu no estaba seguro sobre que pensar, pues aquel puesto que ostentaba sonaba como algo muy importante, y ello para nada encajaba con su actitud alegre y confianzuda. Pero él recordaba que no sabía nada sobre las entrañas del mundo ninja, por lo que supuso que aquello debía estar bien, pese a lo extraño que fuese.
—Hablando de misiones y ninjas especiales, aquí está la suya —Tomo un pergamino enrollado y se lo arrojo a Riko, mientras ella se recostaba en la silla llevado los brazos hacia la parte trasera de su cuello para reclinarse—. ¿Qué les parece?
En cuanto el Senju abriese el pergamino, el Hakagurē se inclinaría hacia él para observar el contenido.